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Economía

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JPMorgan recorta la expectativa del PIB de China

Afectan las interrupciones en el suministro eléctrico, los temores sobre su sector inmobiliario y rebrotes del Covid-19.

JPMorgan recortó el viernes su previsión de crecimiento para el cuarto trimestre en China a 4.0% en su comparación anual desde una expectativa previa de 5.0 por ciento.

La institución citó el impacto de la escasez de energía y la reaparición de brotes de Covid-19 que afectan al gasto de los consumidores y a los servicios.

“Mirando hacia atrás, hemos rebajado las previsiones de crecimiento de China cinco veces desde agosto”, dijo Haibin Zhu, economista en Jefe de JPMorgan, en una nota de análisis.

El especialista añadió que el banco espera ahora un crecimiento para todo el 2021 de 7.8%, desde 8.3% de octubre, y de 4.7% para el 2022.

“En particular observamos que el ritmo de crecimiento promedio anual del PIB (en comparación con hace dos años) se ha desacelerado notablemente”, dijo.

Regresan los confinamientos

JPMorgan no es la primera firma financiera en ajustar sus estimaciones para el país asiático.

En el tercer trimestre del 2021, China creció 4.9% anual. La cifra estuvo muy por debajo de 7.9% del segundo trimestre de este año y de 18.3% del primer trimestre.

A partir de entonces, Bank of America, por ejemplo, redujo su pronóstico para este año a 7.7 desde 8.0%, y recortó el del 2022 a 4% desde 5.3 por ciento.

Citi, por su parte, mantuvo su estimación para este año en un rango entre 5 y 6% y rebajó su previsión para el 2022 a 4.9% desde 5.5 por ciento.

Las perspectivas de crecimiento se han deteriorado recientemente por los rebrotes de Covid-19. El gobierno ha respondido con medidas estrictas de control geográfico. Medios internacionales calculan que ya hay al menos 6 millones de personas confinadas en 14 provincias.

Como anfitriones de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín en febrero de 2022, que representa una oportunidad de oro para la reactivación de turismo y consumo, el gobierno quiere evitar una expansión de la epidemia.

Las preocupaciones

China tuvo un octubre muy accidentado, marcado por los cortes del suministro eléctrico y la crisis de deuda del segundo desarrollador inmobiliario más grande del país, Evergrande.

La crisis energética comenzó por un rápido incremento de las exportaciones, impulsado por la recuperación global que alimentó un acelerado aumento de la demanda de electricidad por parte de las fábricas.

Como resultado, cuando aumentó la demanda de electricidad, los proveedores de energía recortaron los suministros, forzando así a algunos fabricantes a reducir su producción ya sea cambiando horarios de operaciones o simplemente recortando el número de horas.

Algunos analistas y observadores internacionales incluso advirtieron que las fábricas chinas no podrían surtir sus pedidos globales a tiempo debido a estas interrupciones.

Pero el gobierno entró inmediatamente en acción. Ordenó una rápida expansión de algunas minas de carbón y la reapertura de otras. Les dio a las compañías de servicios más flexibilidad para fijar los precios de la electricidad y presionó a los fabricantes a impulsar la eficiencia energética y acelerar la inversión en energía renovable.

Y para sorpresa del mundo, los datos comerciales de China fueron más positivos de lo esperado en octubre, según datos oficiales revelados ayer domingo.

Según la estadística de las autoridades aduaneras, las exportaciones en octubre crecieron 27.1% en su comparativo anual hasta los 300,200 millones de dólares.

Evergrande, una incógnita

Otra de las preocupaciones sigue siendo el sector inmobiliario, que es un pilar de la economía china. El potencial colapso de Evergrande, uno de los desarrolladores inmobiliarios más importantes de aquel país, lo puede afectar seriamente.

A pesar de tener una deuda de 300,000 millones de dólares, analistas ya han descartado que su colapso pueda causar un riesgo para el sistema financiero global, pero sí podría causar estragos al interior de China porque es un vínculo importante en la cadena de producción del país.

Algunas instituciones financieras no bancarias también estarían en problemas, pero la más afectada sería su cadena de proveedores. Es decir, un efecto en cadena. Todo esto empeoraría las perspectivas económicas de China.

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