Líderes que descuidan su propio bienestar dañan la salud de los colaboradores

El bienestar emocional y físico ha cobrado mayor importancia en los últimos años y son los líderes los encargados de desarrollar estas estrategias, pero ¿quiénes se preocupan por ellos? Aunque las políticas diseñadas para cuidar el bienestar del talento también deben ser aplicadas para los líderes, muchas veces se pierde de vista la importancia de la propia salud mental.

La presión y el estrés que viven los líderes en el día a día, puede afectar el desempeño propio y el de los colaboradores. “Cuando los líderes imponen expectativas poco realistas e incrementan excesivamente las cargas de trabajo con plazos de entrega reducidos, aumenta el estrés y el burnout, desgastando no solo a las personas, sino también a ellos mismos por las frustraciones que se van generando”, destaca Tatiana Treviño, Head of Strategic Communications en UKG.

De hecho, una encuesta realizada por evaluar destaca que 56% de los líderes dice que la exigencia del cargo, las responsabilidades y las tareas a ejecutar son motivos de estrés, lo cual tiene repercusiones en la productividad y el estado de ánimo.

¿Cómo impacta un líder estresado en la organización?

Para Treviño, equilibrar las necesidades de salud mental y las exigencias del lugar de trabajo es todo un reto, pero cuando no se logra, además de reducir la capacidad de un liderazgo asertivo también impacta en la empatía, la percepción y la motivación de los colaboradores.

Empatía: cuando un líder está cansado y estresado es difícil que logre sentir empatía por los demás, por lo cual puede volverse ausente y distraído, afectando su capacidad de construir relaciones, confianza y credibilidad con sus colaboradores.

Percepción: una de las cualidades más importantes que debe de tener un líder es la capacidad de percibir lo que está pasando con sus colaboradores, desde su lenguaje corporal hasta sus actitudes; sin embargo, el líder puede perder esta capacidad cuando no está del todo bien y su actitud puede ser contraproducente, incluso presionarlos y haciéndoles peticiones poco razonables o cambiando bruscamente las prioridades sin explicaciones. Entre más rápido se detecta algún problema, más fácil será corregirlo y re-enfocar la estrategia.

Motivación: los líderes también son humanos por lo que igualmente sufren de estrés, ansiedad, depresión o burnout. Cuando una persona está padeciendo algunos de estos síntomas no puede realizar sus tareas y tener conexiones con los demás colaboradores. Es por eso que los líderes deben buscar maneras de alimentar su propio bienestar e impulsar esa motivación para orientar sus esfuerzos en el cumplimiento de las metas al igual que contagiar a sus colaboradores de ese mismo dinamismo.

¿Qué podemos aprender de los CEOs?

Podemos aprender de los líderes y las prácticas que tienen para evitar el estrés y cuidar de su salud emocional. Por ejemplo, Bill Gates lee antes de dormir, ello le ayuda a despejar la mente y a desconectarse.

Por otro lado, Jack Dorsey, desarrollador de software y cofundador de Twitter, comentó en una entrevista que tener una agenda le ayuda a organizarse y evitar acumular cosas. Asimismo, Jeff Bezos fundador de Amazon recomienda no dejar las cosas para después, actuar en el momento y no ser multitask, sino centrarse en una sola cosa a la vez.

Estas son algunas sugerencias; sin embargo, crear una cultura de confianza y apoyo que fomente el bienestar en todos es un esfuerzo que también se verá reflejado en el estado de salud mental del equipo directivo gracias a una comunicación abierta, transparente y conocimiento de lo que realmente le importa a su gente.

La salud mental tiene profundas implicaciones para el rendimiento en el trabajo y la experiencia de los empleados al igual que la de los líderes. Pero para superar los estigmas que rodean la salud mental y crear un lugar en el que todos los empleados puedan prosperar, los líderes deben ser conscientes de su importancia.