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Muchos sufrirán resaca por El Buen Fin
Uno debe vivir en equilibrio entre sus metas y sus tentaciones
Uno debe vivir en equilibrio entre sus metas y sus tentaciones
Debo confesar que este fin de semana preferí no salir de casa. Es cierto: me perdí todas las ofertas que hubo durante El Buen Fin, que -en su mayoría- no son mejores que las que hay en cualquier venta nocturna.
Y fue una decisión consciente: cuando uno va a ver, siempre termina comprando algo. Hay muchas tentaciones y es fácil caer en ellas. Cuando uno está a dieta, es mejor no ver el menú y, de esta manera, evitar antojos.
Pero sé que muchas personas compraron electrodomésticos, principalmente pantallas planas, utilizando promociones de hasta 36 meses sin intereses o bien, 40 meses con interés fijo. Es decir: incurrieron en deudas que tardarán más de tres años en pagar.
El problema no es tanto contraer estas deudas, sino que ellas comprometen nuestro flujo de efectivo a final de cuentas.
Me explicaré mejor: como estaremos pagando todo lo que compramos, durante tres años, esto significa que durante este tiempo tendremos que apretarnos el cinturón.
No podremos comprar otras cosas porque estaremos pagando éstas. Pero además, seguramente, nuestra capacidad de ahorro será limitada y seguiremos inmersos en ese círculo vicioso que significa vivir de quincena en quincena.
Las familias caen en la tentación
Yo he criticado en este espacio iniciativas como El Buen Fin no porque no quiera que haya ofertas, sino porque pienso que no se debe incentivar la economía sobre la base de endeudar a las familias.
Claro: sé que cada una es responsable de lo que hace y que, si todas las personas fueran conscientes, nadie contraería deudas más allá de sus posibilidades.
Pues bien, esto es lo que nos dicen pero yo, simplemente, no me lo creo.
Porque nos montan todo el escenario para hacer que eso pase.
A manera de ejemplo: es como poner a un hambriento en un bosque de manzanas y esperar que no se coma ninguna. Ya lo mencioné: la naturaleza humana no funciona de esa manera.
Por eso mismo, yo preferí quedarme en casa. Y no me arrepiento de esta decisión.
Sé que mucha gente gastó de más durante este fin de semana largo.
De alguna manera, vivieron una borrachera aprovechando “grandes oportunidades” de comprar cosas que querían tener.
Pues ahora, como siempre, viene la cruda verdad. Y ojalá que ésta no sea demasiado dura. La resaca de El Buen Fin será, para muchas personas, como un fuerte golpe de realidad. Algunos verán que pueden pagar todo lo que compraron, aunque tendrán que esforzarse para lograrlo.
Y otros se darán cuenta de que simplemente gastaron demasiado y tendrán que llevar a cuestas una fuerte carga. Otros quizá no puedan pagar y tengan que sumarse a la larga fila de deudores que caen en morosidad.
Cuide el equilibrio entre sus metas y las tentaciones
Espero que el anterior no sea el caso de quienes leen esta pequeña reflexión.
Siempre he pensado que los patrones de comportamiento y cómo manejamos nuestros deseos inciden de manera determinante en nuestras finanzas personales.
Por ello, la decisión de consumir – o dejar de hacerlo – corresponde a cada uno de nosotros.
Pero también debo mencionar que uno debe vivir con un cierto equilibrio entre sus metas y sus tentaciones, entre lo que desea hoy y lo que quiere lograr en la vida verdaderamente. Porque esas tentaciones y deseos son también distractores que nos alejan de aquello que realmente queremos lograr.