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¿Ya es lo menos? Emprendedores batallan con el regateo
Protegerse ante el regateo es una muestra del aprecio y cuidado del negocio, así como el tiempo invertido en la creación de los productos.
Parte de la cultura en México es comprar por el menor precio posible y una prueba de ello es el regateo, el cual llega a estar normalizado, pero al mismo tiempo afecta al ecosistema emprendedor, sobre todo si se tratan de productos artesanales.
Sin embargo, el regateo se da cuando ambas partes ceden, es decir, cuando el vendedor acepta la oferta del cliente, a pesar de que su ganancia sea mínima o nula. Esto sucede porque los emprendedores no son conscientes del valor de su esfuerzo o no quieren quedar mal con ellos.
Para evitar el regateo, el primer paso es establecer el costo que implica un producto artesanal, para ello Olivia Calderón, gerente de emprendimiento del Tecnológico de Monterrey, menciona cuales son los factores para fijar el precio, los cuales son los costos fijos, eduación, materia prima, transporte y publicidad.
Además, si se trata de transportar la mercancía de un lado a otro, como lo pueden ser los eventos, también se debe considerar el costo del viaje, como la gasolina, casetas o las tarifas del taxi, por tan solo mencionar algunos.
Sin embargo, existe un factor que muchos emprendedores olvidan para poner sus costos y es el tiempo invertido.
El valor del tiempo
Aunque no hay una regla definitiva para poner los precios a las artesanías, es importante que el emprendedor considere el tiempo invertido en la producción, pues es un factor que influye en en el valor de los productos.
En tanto, Fabiola González, fundadora de Chelitizin, quien elabora flores, llaveros, peluches tejidos, explica que en sus inicios no tomaba el tiempo como un componente para sus precios, por lo que llegó a malbaratar y a ser víctima del regateo.
A causa de esto, durante los primeros seis meses y hasta el primer año de haber comenzado, se dio cuenta que sus ganancias no eran las esperadas y esto ponía en riesgo el único sustento económico de su familia.
Olivia Calderón recomienda buscar en sitios de freelance para darse una idea de cuánto cobran por el tiempo de sus servicios y así tener una referencia de lo que puede valer el tiempo para un emprendedor.
Asimismo, la docente explica que cuando olvidamos cobrar el esfuerzo, se pierde un porcentaje de los ingresos.
Recomendaciones para no caer en el regateo
Fabiola González explica que no hay ningún bazar, exposición e incluso mercado en el que no haya pasado por el regateo.
Es una estrategia básica que tal vez la hacían antiguamente en diferentes países, no solo en México, también en Turquía, donde el regateo es tradicional. Esta costumbre efectivamente no es adecuada, pero hay gente que lo considera como un juego”, argumenta Olivia Calderón.
A pesar de que “la calidad del producto es un hecho que casi nadie aprecia", Fabiola González aconseja no olvidar el esfuerzo que conlleva un producto hecho a mano y no dejarse influenciar por los comentarios negativos.
La emprendedora dice que su última experiencia con el regateo fue incómodo, porque hubo mucha insistencia del cliente, pero aprendió que la inteligencia emocional ayuda a no engancharse con la situación.
Para un emprendedor es complicado poner límites en estos casos, porque se teme que haya consecuencias, como la afectación a la reputación del negocio e incluso agresiones.
Saber cuánto vale el producto es estar consciente que puede llegar a las manos indicadas y ser un motivador” argumenta Fabiola.
Sin embargo, cuando la situación se torna más intensa y para no caer en el regateo, está la opción de negar la venta, una alternativa que debe quedar como último recurso, aconseja Olivia Calderón, pero también hay que tener cuidado para no empeorar la situación. “Cada emprendedor sabe hasta dónde es la mínima ganancia que buscan aceptar”.