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Ackerman pisa firme en el mercado de lujo

Armando Martín Dueñas, el zapatero del Papa, da la pelea en el exclusivo sector.

Armando Martín Dueñas está de pie en medio de tres pares de zapatos. Uno de ellos, de color vino tinto, ha dado la vuelta al mundo: es el que usa Benedicto XVI. Su empresa, Ackerman, estuvo bajo los reflectores cuando el papa dijo que usaría zapatos mexicanos.

Tras el primer impacto, pasaron muchas cosas: los zapateros italianos que habían hecho los zapatos de otros papas quisieron descalificarme. No lo consiguieron (...) Hace poco me reuní con el presidente de la Cámara del Calzado de Italia. Hay un proyecto para hacerles zapatos, desde Guanajuato , comenta.

La fábrica de Ackerman tiene 85 empleados. Está en León, Guanajuato, y produce 300 pares diarios, cerca de 85,000 por año. El método de producción es una combinación de técnicas que se empleaban hace 100 años en Europa, con tecnología actual. En total hacemos 63 procesos. En algunas cosas, el lujo tiene que ver con darle tiempo a la piel o al zapato. La tecnología no puede hacer las cosas mejor que el tiempo .

El empresario comparte un secreto: Hay que buscar la tecnología que haga lucir más la parte del proceso que haces a mano .

CONVENCER DESDE ADENTRO

Dueñas se hace cargo del diseño, junto con otros tres colaboradores. Cada trabajador produce siete pares diarios, en promedio.

Cuando vas al mercado de lujo, necesitas crear una cultura interna. Hacerle ver al trabajador que está haciendo algo muy especial. En ese sentido, ayudó mucho también en lo interno saber que estamos haciendo los zapatos del papa .

Ackerman se promueve en ferias internacionales de Europa, Estados Unidos y Asia. Es complicado promover una marca de lujo mexicana . Es difícil en México y fuera del país, enfatiza.

Tenemos la calidad, pero no nos la creemos, y eso hace que no nos la crean . Ofrece una anécdota: un cliente en Italia quería hacerme un pedido, pero me pedía esconder el Hecho en México . Me negué y fue una buena decisión. Es un camino más largo pero a la larga es mejor , sostiene.

LA INTERNACIONALIZACIÓN

Dueñas pertenece a una familia de tradición zapatera. El nombre de su empresa es un homenaje al zapatero italo-alemán que le enseñó los secretos del calzado fino. La marca ha recorrido un largo trecho en los 12 años que pasaron desde su primer par.

Tenemos lugar en tiendas departamentales de lujo de México y empezamos a crecer en Guatemala, Costa Rica, Colombia, Perú y Chile. Ayudan los tratados comerciales, costos del transporte y tipo de cambio. Hago un zapato que compite en calidad con marcas que valen más de 700 euros. Mis zapatos están debajo de los 200 euros .

Competir en el mercado de alto valor exige sacrificios, pero abre otro horizonte: tienes acceso a mercados internacionales, donde pueden pagar precios que reconocen el valor de tu producto y no tienes que competir con los productos de bajo costo. Antes venían de China y ahora pueden venir de cualquier lado .

El empresario guanajuatense observa que hay un círculo virtuoso en lo que está haciendo la industria automotriz en el Bajío: los automóviles que están hechos en México tienen prestigio y parte de esa buena reputación irradia a otras industrias .

Reconoce que el horizonte de su empresa está determinado, hasta cierto punto, por el desarrollo y la aceptación de la marca México.

Tenemos todo para ser una potencia en el mercado de lujo: hay tradición artesanal, creatividad y acceso a las mejores materias primas y a las mejores tecnologías , pero destaca: Necesitamos unirnos, nadie puede hacerlo solo .

El industrial habla de las aspiraciones para su firma: Quiero que Ackerman sea reconocida en el mundo. También aspiro a que los mexicanos conozcan mis zapatos y estén orgullosos de ellos. Ahí dice Hecho en México .

Imgonzalez@eleconomista.mx

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