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El TLCAN fue un acuerdo comercial; el T-MEC es uno de integración productiva: Comce

Fernando Ruiz Huarte, director general del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología, destacó que un ejemplo de la integración productiva que se ha generado es la nueva política industrial anunciada este mes por la Secretaría de Económia.

Foto: AFP

Después de que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) consolidó la apertura comercial regional, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) está en un proceso de afianzar la integración productiva entre los tres países.

Ambas tendencias fueron definidas así por Fernando Ruiz Huarte, director general del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (Comce), en una conferencia de prensa que dio este miércoles.

El más reciente ejemplo de esta integración productiva es la nueva política industrial anunciada el 20 de septiembre pasado por la Secretaría de Economía, en la que se seleccionó a cinco sectores estratégicos: agroalimentario; eléctrico-electrónico; electromovilidad; servicios médicos y farmacéuticos, e industrias creativas.

“Es parte de la negociación del T-MEC: pasar de un acuerdo trilateral a un acuerdo de integración regional”, dijo Ruiz Huarte.

La esta nueva política industrial se retroalimenta en parte con los acuerdos que México y Estados Unidos pactan en el Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN).

Paralelamente, el T-MEC contiene inversiones, trabajos y supervisiones en materia laboral y ambiental entre Estados Unidos y México y entre Canadá y México; regulaciones trilaterales que incrementan el contenido regional en las exportaciones automotrices para gozar de la eliminación de aranceles, y acuerdos entre Estados Unidos y Canadá y entre Estados Unidos y México en la nueva producción de semiconductores.

Esta integración regional es la que permite que se presenten proyectos binacionales o trinacionales”, dijo Ruiz Huarte.

El T-MEC crea condiciones favorables para la deslocalización de procesos productivos esenciales y la reducción del tipo de riesgos de las cadenas de suministro sobredimensionadas que ha puesto de manifiesto la pandemia del Covid-19, la invasión de Rusia a Ucrania, la carestía de semiconductores y problemas logísticos en puertos y en el transporte marítimo.

También la innovación y las tecnologías emergentes tienen el potencial de fomentar una mayor integración regional, como los autos eléctricos, los chips, las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs) y los dispositivos médicos.

“Esta es una muy buena señal de que podemos trabajar en forma conjunta en la región y ver a la región como el principal motor de crecimiento y de abastecimiento de nuestras industrias, para así fortalecer el contenido regional de los productos que producimos en la zona y que nos intercambiamos”, comentó Ruiz Huarte.

roberto.morales@eleconomista.mx

kg

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