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En pobreza laboral, se pasaría a 45.8% en el segundo trimestre

El organismo estima, además, un aumento en la tasa de desempleo en el país de 3.3 a 5.3 por ciento.

La caída de empleo en el país no sólo constituye la pérdida del ingreso laboral, también representa una pérdida de las prestaciones, entre ellas la seguridad social, y hay un amplio sector de la Población Económicamente Activa que se verá afectada, sobre todo porque no hay acciones gubernamentales para hacerle frente.

Así lo concluye el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en el estudio La política social en el contexto de la pandemia por el virus SARS-CoV-2 (Covid-19) en México, en donde destaca que el ingreso por trabajo subordinado e independiente representa más de 50% del ingreso corriente total de los hogares.

De ahí que la estimación que presentó el Coneval sobre la población que no podría adquirir una canasta alimentaria con su ingreso laboral, se basa en la tendencia observada en la crisis de 2008-2009, y estima un aumento en la tasa de desempleo de 3.3 a 5.3% y de 37.3 a 45.8% en la pobreza laboral para el segundo trimestre del 2020.

Este aumento del Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza representaría la cifra más alta de este indicador desde el 2005.

“La pérdida de empleos traerá como consecuencia no sólo la disminución en los ingresos de los hogares, sino la pérdida de las prestaciones laborales que el empleo formal brinda”, refiere el documento.

El Coneval resaltó que no todos los programas que otorgan transferencias al ingreso son relevantes en el contexto de la emergencia; “por ejemplo, la mayor parte de la población que beneficia el Programa de Pensión para Adulto Mayor se encuentra fuera del mercado laboral, por lo que es razonable suponer que no sufrirán afectaciones adicionales a las que se refieren a los riesgos de salud”.

De igual manera, los programas que se dirigen al sector rural podrían ser menos relevantes durante la emergencia en relación con los urbanos.

Por ello, se requiere impulsar medidas de mediano y largo plazo que son imprescindibles para construir un sistema de protección social con enfoque de derecho que sea resiliente a los eventos críticos.

Además de una pensión universal mínima de retiro e invalidez y un seguro de desempleo contributivo, el Coneval sugiere cambios en algunos de los programas del gobierno mexicano.

Por ejemplo, el de Jóvenes Construyendo el Futuro, quienes pueden solicitar un microcrédito cuando concluyen la capacitación de un año.

“Considerando el monto del apoyo de microcréditos y la baja actividad económica que habrá en el país, se considera relevante analizar si ese es el apoyo idóneo para estos jóvenes”, recursos que se podrían canalizar en otro sentido, formula el Coneval.

politica@eleconomista.mx

Pilar Martínez es reportera de Empresas y Negocios.

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