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La recaudación por comida chatarra perfila récord en el 2018

En el 2015, el alza en lo obtenido fue de 15.5, en el 2016 de 2.4 y en el 2017 de 3%.

La comida chatarra, aquella considerada como alimento no básico de alta densidad calórica, le dejó al gobierno una recaudación de 21,827 millones de pesos a noviembre del año pasado, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

La recaudación del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que se le impone a la comida chatarra creció 20.2% anual en términos reales al penúltimo mes del año pasado.

Se trata del mayor crecimiento para un periodo similar desde la creación de este gravamen en el 2014, con la implementación de la reforma fiscal, con lo cual se paga una tasa de 8% por cada 100 gramos o más a los alimentos no básicos con alta densidad calórica, cuyo contenido energético sea de 275 kilocalorías.

En el 2015, el crecimiento fue de 15.5%, mientras que en el 2016 éste se desaceleró a 2.4 por ciento. Para el 2017, mejoró a 3.0 por ciento.

Este gravamen ha sido muy criticado ya que argumentan que lejos de resolver problemas de salud en México, sólo impacta en el bolsillo y su fin termina siendo meramente recaudatorio.

“No sólo por inhibir el consumo de estos productos vas a mejorar la calidad de las dietas de las personas y, por ende, disminuir los índices de sobrepeso y obesidad (...) la recaudación acumulada nos indica que el consumo ha aumentado”, precisó en su momento Lorena Cerdán, directora de ConMéxico.

Añadió que se crearon efectos colaterales con la aplicación de este gravamen ya que, junto con otros impuestos que también derivaron de la última reforma fiscal, se contrajo el gasto disponible de las familias, quienes tuvieron que reacomodar su patrón de gasto, lo que las llevó a dejar de consumir otros productos que también afectan la calidad de las dietas.

Por ello, agregó, además de no cumplir con su objetivo de salud pública se volvió un impuesto regresivo que afecta a los más pobres.

Refrescos dejan más

Por otro lado, el IEPS que se aplica a las bebidas azucaradas dejó una recaudación mayor a la que presentó la comida chatarra; sin embargo, el crecimiento fue con una tasa menor.

En los primeros 11 meses del año pasado, el IEPS a refrescos dejó ingresos por 24,866 millones de pesos, un alza de 6.7% anual, en términos reales.

Desde el 2014 se debe pagar un impuesto de 1 peso por cada litro de bebidas azucaradas. Al igual que con el IEPS a comida chatarra, el de bebidas azucaradas ha sido criticado por ser ineficaz para combatir los problemas de salud, por lo que lo han acusado de ser sólo una medida recaudatoria.

La Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas señaló que este tipo de IEPS afecta más a los hogares de bajos recursos. De acuerdo con sus estimaciones, 62% de lo recaudado por el IEPS a bebidas azucaradas proviene de los hogares de ingresos más bajos de la población.

Recaudación, sin etiquetar

La creación de estos dos impuestos se dio en la reforma fiscal del 2014, ello para ayudar a combatir los problemas de salud de la población mexicana; sin embargo, expertos refieren que pareciera que el impuesto sólo es recaudatorio.

“No se han visto beneficios, los productos se siguen consumiendo. Evitar el consumo no debe hacerse del lado de los impuestos, sino del lado de la salud (...) En la exposición de motivos (para su creación) se señaló que la recaudación de estos impuestos ayudaría a crear programas de salud, pero no se ha visto un programa específico en donde este recurso se vea canalizado”, explicó Manuel Toledo, socio de Proactive Tax & Legal.

En este sentido, Adrián García, investigador del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, recordó que el objetivo de los impuestos especiales, en general, es disminuir el consumo de productos que son dañinos para la salud o el medio ambiente.

“Es importante que se etiquete una parte de los recursos obtenidos a través del IEPS, es decir, que se orienten a un destino específico, como al sistema de salud, creación de bebederos en escuelas, entre otros”, acotó.

En línea con lo anterior, la LIF para el 2019 estipula que el presupuesto de egresos debe prever una asignación de la recaudación estimada para el IEPS a bebidas saborizadas destinada a programas de promoción, prevención, detección, tratamiento, control y combate a la desnutrición, sobrepeso, obesidad y enfermedades crónico degenerativas relativas, así como para apoyar el incremento en la cobertura de los servicios de agua potable en localidades rurales, y proveer de bebederos con suministro continuo de agua potable en inmuebles escolares públicos con mayor rezago educativo.

ana.martinez@eleconomista.mx

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