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México flexibiliza postura sobre maíz amarillo y glifosato
El próximo secretario de Agricultura, Julio Berdegué, dijo que no se pretende eliminar gradualmente las importaciones de maíz amarillo y se centrarán en la autosuficiencia en maíz blanco.
México destensó su posición relacionada con las restricciones a las importaciones de maíz amarillo transgénico y el uso de glifosato, pero busca afianzar la prohibición de maíz genéticamente modificado para consumo humano y plantación.
En sus primeras declaraciones tras ser elegido como próximo secretario de Agricultura, Julio Berdegué, dijo que la nueva administración de Claudia Sheinbaum continuará los esfuerzos de su predecesor para aumentar la producción de maíz amarillo no modificado genéticamente, pero no pretende eliminar gradualmente las importaciones de maíz amarillo en los próximos seis años. “No necesitamos importar maíz blanco con lo que producimos nos alimentamos, distinta es la alimentación de pollos, vacas, cerdos, etcétera”, dijo Berdegué.
México importa alrededor de 5% de su suministro de maíz blanco para satisfacer la demanda interna, mientras que Estados Unidos produce y exporta sobre todo maíz amarillo transgénico.
En 2023, México importó maíz de Estados Unidos por un valor de 5,470 millones de dólares y sólo 0.6% de ese monto correspondió a maíz blanco, de acuerdo con datos del Departamento de Comercio. En un panel de solución de controversias dentro del tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el gobierno estadounidense impugna las medidas establecidas en el decreto de México del 13 de febrero de 2023, específicamente la prohibición del uso de maíz biotecnológico en tortillas o masa, y la instrucción a las dependencias del gobierno mexicano de sustituir gradualmente el uso de maíz biotecnológico en todos los productos para consumo humano y para alimentación animal.
“Los siguientes meses son cruciales para México, toda vez que tendrá que demostrar de manera técnica y con el suficiente soporte científico, que se realizó un análisis de riesgo adecuado previo a la publicación e imposición de las medidas por parte de México, lo cual no ha podido acreditar de manera fehaciente hasta ahora; si bien, existen otros argumentos por parte de México, es este el que más peso tendrá dentro del panel”, opinó Cecilia Stahlhut Espinosa, socia de Hogan Lovells.
Paralelamente, un cupo de importación de glifosato se implementó bajo el Decreto de Maíz de 2020, que exige una reducción gradual en el uso de glifosato en México y una prohibición completa para el 31 de enero de 2024, aunque esta fecha se aplazó después indefinidamente.
“Respaldamos la decisión adoptada por el presidente (Andrés Manuel) López Obrador de postergar la entrada en vigor del decreto hasta tanto no exista una alternativa para reemplazar el glifosato (...) El día en que dicha alternativa pudiera existir podrá entrar en vigor ese decreto”, dijo Berdegué.
De acuerdo con Stahlhut Espinosa, los estudios presentados por parte de México tendrán que enfocarse en los distintos tipos de maíz transgénico, es decir incluir aquellos que no son sujetos a un tratamiento con glifosato.
“De continuar México con la restricción en un futuro, sí vendrá una alza en el costo del maíz, derivado de una mayor complejidad logística”, agregó.