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Nueva presión de EU en tema automotor complica TLCAN

El gobierno de Trump quiere libertad para gravar con un arancel de 25% los autos mexicanos producidos en nuevas plantas, lo que causó fricciones en las pláticas bilaterales.

Nuevas condiciones para el sector automotriz introducidas en las últimas horas de las pláticas México-Estados Unidos para un nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) elevaron la complejidad de las negociaciones y complicaron la consecución de un acuerdo de acuerdo con medios estadounidenses.

Por un lado, Estados Unidos quitaría la posibilidad de imponer un arancel de 25% a las importaciones de autos y autopartes originarias de México, si ambos países logran un acuerdo para actualizar el TLCAN, informó el sitio especializado en información comercial Inside U.S. Trade. Los autos producidos en México que no cumplan con las nuevas reglas de origen del TLCAN tendrían que pagar un arancel de Nación Más Favorecida (NMF) de 2.5%, tal como ocurre ahora, siempre y cuando sean ensamblados en plantas actualmente en operación.

Pero en el caso de que Estados Unidos incrementara la tasa de NMF a 25%, esa tarifa arancelaria sí sería aplicada a los autos producidos en futuras plantas nuevas de México, condición que causó fricciones entre los negociadores de ambos países, de acuerdo con fuentes al tanto consultadas por la agencia Reuters.

Expertos de la industria dicen que sería más rentable para los fabricantes de vehículos de motor y autopartes pagar el arancel de NMF de la OMC, de 2.5%, en lugar de cumplir con engorrosos requisitos de las normas de origen del TLCAN (vigentes o próximos).

La manera en que la administración de Trump planea subir ese nivel arancelario es a través de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, un recurso legal que ya usó para aumentar las tarifas a la importación de acero y aluminio y que otros miembros de la OMC han acusado de violar las normas de la OMC.

El secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, inició el 23 de mayo una investigación sobre si las importaciones de automóviles, camionetas, autopartes y camiones livianos representan una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos, lo que podría concluir en la fijación de aranceles globales a esos productos.

La Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962 (modificada) a veces se denomina “cláusula de seguridad nacional”, le otorga al presidente capacidad de imponer restricciones a las importaciones que el secretario de Comercio determina que amenazan con dañar la seguridad nacional.

A finales de junio, el gobierno de México comunicó a la Casa Blanca que se mantendrá vigilante ante cualquier restricción comercial injustificada derivada de la Sección 232 y ejercerá sus derechos para garantizar que la industria automotriz mexicana no se vea adversamente afectada por los resultados finales de esta investigación.

“En última instancia, esto podría dañar a la industria automotriz de Estados Unidos y socavar aún más las relaciones económicas mundiales que son vitales para la seguridad nacional de Estados Unidos”, dijo Guillermo Malpica, representante de la Oficina del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en Washington, DC, de la Secretaría de Economía.

Cambian normas

Según reportes de prensa, México aceptó elevar de 62.5 a 75% el contenido regional para que un automóvil pueda ser comercializado en la región sin pagar aranceles.

México habría aceptado en general la propuesta de Estados Unidos de pedir que 40% del contenido de un automóvil o 45% de una camioneta pick up se fabrique utilizando mano de obra pagada de 16 dólares o más por hora para beneficiarse de las ventajas arancelarias del TLCAN, un umbral en que México está bastante lejos de cumplir, con pagos por alrededor de 3 dólares la hora.

Adicionalmente, 70% del acero, el aluminio y el vidrio utilizados en los autos debe proceder de América del Norte, a la vez que el requisito de contenido de valor regional general será gradual en tres años.

Estados Unidos y México acordaron también que los salarios de los trabajadores dedicados a la investigación y el desarrollo, el mercadeo y las ventas podrían representar hasta 15% del salario laboral requerido para vehículos de pasajeros y 20% para camiones ligeros.

¿Estrategia negociadora?

El presidente Donald Trump ha criticado el desequilibrio entre Estados Unidos y la Unión Europea en el comercio automotriz, al igual que con otros de sus principales socios comerciales.

Trump ha destacado los niveles de tarifas dispares. Para la importación de automóviles, la tarifa de la Unión Europea es de 10% y la de Estados Unidos de 2.5%; en tanto que para los camiones, con menores flujos comerciales, son respectivamente de 22 y 25 por ciento.

La Asociación Nacional de Fabricantes de Estados Unidos expresó su preocupación por posibles “consecuencias imprevistas para los trabajadores manufactureros estadounidenses que limitarán la posibilidad de que los estadounidenses ganen”.

Algunos analistas han opinado que la investigación es una maniobra táctica de la administración Trump para presionar a los negociadores de socios comerciales.

En contraste, al menos tres grupos han expresado su apoyo a medidas restrictivas a las importaciones de automóviles: United Automobile Workers, United Steelworkers y Forging Industry Association.

GM, Ford y FCA aplauden reglas de origen más estrictas

Las reglas más estrictas sobre contenidos de autos que están surgiendo de las negociaciones del TLCAN deberían mantener a Norteamérica como una base de producción competitiva, así como a General Motors, Ford y Fiat Chrysler a nivel global, dijo el jefe de su grupo comercial.

Matt Blunt, presidente del American Automotive Policy Council, dijo a los periodistas en una teleconferencia que está “muy animado” con la dirección de las conversaciones bilaterales entre Estados Unidos y México sobre las reglas de origen del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Asimismo, afirmó que las tres firmas locales podrán cumplir con los nuevos requisitos a lo largo del tiempo.

“Ciertamente nos reservamos el derecho a ver los detalles finales, pero estamos esperanzados en que la discusión sobre las reglas de origen acabe en un futuro cercano”, dijo Blunt.

“Y, con base en el conocimiento que tenemos de las discusiones, es algo que permitiría que Norteamérica siga siendo competitiva y que nuestras compañías sean competitivas en la economía automotriz global”, agregó el ejecutivo.

De aceptarse la propuesta del gobierno de Trump, la regla de origen regional automotor se elevaría de 62.5 a 75%, con un componente de 40% de contenido producido en regiones de altos salarios para el caso de los autos ligeros y de 45% para el caso de las pick ups. (Con información de Reuters)

rmorales@eleconomista.com.mx

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