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Pequeños productores hacen grandes cambios: Toks

La empresa implementó una relación comercial con productores de comunidades indígenas para combatir la pobreza y la migración.

En Oaxaca, en Guerrero, en Chiapas, San Luis Potosí, Querétaro, Guanajuato, Jalisco, en el Estado de México, por mencionar algunas entidades, existen Proyectos Productivos en los que Toks tiene relaciones comerciales virtuosas directamente con los productores de comunidades que se dedican a elaborar los insumos que se consumen en sus restaurantes como son el café, la miel, el mole, granola, mermelada, chocolate y nuez caramelizada, entre otros.

“La iniciativa que denominamos Proyectos Productivos inició en octubre de 2003, ya vamos por casi 19 años. Integramos a pequeños productores en su mayoría de zonas rurales e indígenas a la cadena de abasto de la empresa, por ejemplo la miel de los restaurantes la surten pequeños apicultores de la Sierra Amuzga en la comunidad de Xochistlahuaca en la frontera de Guerrero y Oaxaca y el chocolate viene de Ayoquezco, una comunidad mixteca a poco más de una hora de la Ciudad de Oaxaca, la mermelada es un pequeño productor de Guanajuato y el café viene de la reserva de la biosfera del volcán Cacahoatán en el estado de Chiapas, el mole de las famosas enchiladas Toks están hechas por manos mazahuas en el Estado de México.

“En eso consiste que estos productos están hechos sin conservadores, en lotes pequeños que tienen este toque que sabe a México y a través de esta compra contribuir a erradicar la pobreza en las comunidades en donde intervenimos”, destacó Gustavo Pérez, director de Responsabilidad Social de Grupo Restaurantero Gigante.

Pero además Toks también tiene muy presente el cuidado ambiental, puesto que además de tener un bosque hecho de los pinos que rescatan en temporada decembrina, a las afueras de la Ciudad de México, junto a los pequeños productores de miel comenzaron con 800 colmenas y hasta el momento se han sumado que tienen un total de 4,000 y se han sembrado más de 80,000 árboles y plantas bajo el razonamiento “si hay plantas hay flores, si hay flores hay néctar y si hay néctar hay abejas, si hay abejas hay miel y si hay miel hay alguien que la compra a un precio justo y ayudamos [a los productores] con el tema de vida digna”, destacó Gustavo Pérez.

Complejidad logística

Aunque el proyecto es un logro y un orgullo para las personas involucradas, Gustavo Pérez comentó en entrevista que las dificultades siempre han prevalecido incluso con la amplia experiencia que cuenta una empresa como Toks, que se ha dedicado por más de una década a las acciones sociales y medioambientales.

Con la pandemia las cosas no fueron distintas, un nuevo reto se puso delante y con el cierre de los negocios por la cuarentena, el grupo restaurantero no podía comprar insumos, sin embargo prevaleció la relación comercial ya que Toks ayudó a los productores con envío de despensas y para diversificar sus objetivos y poner en práctica los envíos de sus productos.

“No teníamos forma de comprarles nada y ellos con necesidad de atender lo más básico, lo que hicimos fue tener relaciones semanales uno a uno para saber su situación de salud y también para saber como podíamos ayudarles considerando las circunstancias tan complicadas”, abundó.

En este sentido el directivo de Toks que se ha encargado de liderar y conducir el proyecto invita a la sociedad en general, pero sobre todo a las empresas a comenzar a hacer este tipo de cambios en sus dinámicas para generar más beneficios a nivel colectivo, en la sociedad combatiendo la pobreza y en lo ambiental haciendo buen uso de nuestros recursos.

katia.nolasco@eleconomista.mx

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