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Falta de confianza invade al sector empresarial al cierre del 2022

El índice que mide la confianza de la Iniciativa Privada cayó 2.99% durante diciembre pasado, que representó el segundo descenso consecutivo y el peor resultado en los últimos cuatro meses.

La Iniciativa Privada (IP) del país terminó el 2022 en depresión. La confianza empresarial se opacó por un elevado nivel inflacionario, el ciclo alcista de la tasa de interés y la debilidad en la economía mexicana.

Se añade el contexto internacional, que también es desalentador: la continuación de conflictos geopolíticos; la posibilidad de que Estados Unidos entre en recesión, más el endurecimiento monetario de la Reserva Federal (Fed) para revertir la alta inflación, y los confinamientos en China que provocan disrupciones en las cadenas de suministro globales.

Tanto el escenario nacional como el global provocaron que la mayor desconfianza del empresariado fuera el momento adecuado para invertir, es decir, la IP no cree que actualmente sea conveniente inyectar capital.

Además, el pesimismo permeó a los sectores más importantes de la actividad económica nacional.

Según datos desestacionalizados de la Encuesta Mensual de Opinión Empresarial, el Indicador de Confianza Empresarial (ICE) general cayó 2.99% a tasa mensual en diciembre pasado, que significó la segunda disminución al hilo, así como registrar ocho meses con descensos en todo el 2022.

Dicha baja colocó al ICE, que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 45.02 puntos, el menor nivel en los últimos 22 meses, cuyos resultados, advierte Monex, son tan alarmantes como en los meses iniciales de la pandemia.

El declive de la confianza del empresariado se generalizó en toda la economía mexicana. 

Los cuatro sectores económicos que considera el ICE, que son manufactura, construcción, comercio y servicios, presentaron caídas mensuales en diciembre del año pasado.

Los desplomes sectoriales más pronunciados fueron en servicios privados no financieros (5.28%) y en comercio (1.79%), manifestando la debilidad en el consumo privado, cuya tendencia prevé que las actividades terciarias serán las más afectadas en el comienzo del 2023.

Mientras el ICE de la construcción se contrajo 1.11%, extendiendo su racha a diez meses con bajas. Este sector resiente el recorte a la inversión pública, pese a la apuesta del gobierno federal por detonar el sureste del país con grandes como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya o el Corredor Transístmico.

Caso especial

La manufactura, motor de la economía mexicana, fue un caso especial. Si bien la confianza del empresario manufacturero disminuyó 0.47% en diciembre, en su interior se mostró cierta certidumbre.

Los componentes con aumentos se dieron en la condición económica presente del país (0.22%) y en situación económica futura tanto de la empresa (0.33%) como del país (1.05 por ciento).

Lo anterior demuestra que hay cierto optimismo en el futuro, que podría estar sustentando, de acuerdo con Monex, en las oportunidades de la actual ola de nearshoring y los crecientes apoyos en favor de la transición energética en Norteamérica.

Las disminuciones en los cuatro sectores del ICE tuvieron un común denominador: el presente económico.

La mayor incertidumbre se concentró en las variables correspondientes al momento adecuado para invertir y a la situación económica presente de la empresa.

Esto responde al actual panorama nacional. El Indicador Oportuno de la Actividad Económica del Inegi reveló que la economía mexicana caería 0.10% a tasa mensual en noviembre del 2022, tras cuatro meses consecutivos con alzas.

Se suma la elevada inflación, que en la primera quincena de diciembre se colocó en 7.77% a tasa anual, consiguiendo más de 21 meses por arriba del objetivo del Banco de México (Banxico), que es de 2-4 por ciento.

Para quitar presión a los precios al consumidor, el banco central, en su última decisión del año pasado, decidió aumentar en 50 puntos base la tasa de referencia, llegando a 10.50 por ciento.

La tasa de política monetaria comenzó el 2022 en 5.50%; este ciclo alcista provoca mayores costos de los financiamientos.

Del lado del productor, la inflación anual de noviembre fue de 5.68%, que si bien en los últimos meses está cediendo, ya lleva casi dos años por arriba del umbral de 5 por ciento.

Fantasma de la recesión

También asusta que el fantasma de la recesión no se ha desaparecido en la Unión Americana ni en México.

En la primera mitad del 2022 la economía estadounidense se encontró en fase recesiva, de la cual salió, por el momento, en el tercer trimestre al crecer 3.2%, pero algunos indicadores del último tramo del año señalan debilidad.

Para Monex, las variaciones del PIB mexicano en los primeros trimestres del 2023 serán cercanas a 0.0 por ciento.

Aunque el sesgo está inclinado a la baja y no nos sorprendería ver contracciones que dieran pie a un nuevo debate sobre la recesión en nuestro país”, concluye en grupo financiero.

estados@eleconomista.mx

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