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Finanzas Personales

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Los factores de percepción detrás de la depreciación del tipo de cambio

La moneda nacional se ha ido convirtiendo gradualmente en un instrumento que se utiliza en los mercados financieros internacionales para generar coberturas.

Hoy los hechos no importan en absoluto. La percepción lo es todo. Es certeza.

Stephen Colbert, actor, cómico y presentador de televisión estadounidense

En un artículo publicado hace unos días en el Financial Times, se señaló que el peso se ha convertido en el mejor barómetro de las posibilidades de Donald Trump de ganar las próximas elecciones de noviembre en Estados Unidos. En una gráfica que se presenta en el artículo, se muestra la línea de la percepción de probabilidades que tiene de ganar Trump y la evolución en el 2016 del tipo de cambio, observándose cómo, particularmente desde el pasado mes de mayo, hay una importante correlación entre ambas tendencias.

En la historia económica de México desde los años 70 hasta hace un par de años, la mayoría de las presiones sobre el tipo de cambio fundamentalmente se derivaban de las condiciones de debilidad de la propia economía mexicana. En particular, temas como el endeudamiento del sector público, el déficit del sector público y la inflación, fueron las palancas principales que presionaban los movimientos bruscos en la paridad cambiaria.

En momentos de elevada volatilidad financiera se produce un fenómeno conocido como fly to quality o fly to secure (vuelo a la calidad o vuelo a lo seguro), que se refiere a que, cuando tienen una percepción de inestabilidad financiera regional o mundial por el nerviosismo asociada a fenómenos económicos locales (que van desde la crisis de Grecia hasta la desaceleración China), los grandes flujos financieros tienden a mover recursos hacia inversiones consideradas sin riesgo, siendo la típica los bonos del tesoro norteamericano o instrumentos similares de la economía estadounidense.

Ello genera un efecto de fortalecimiento del dólar, más que propiamente un debilitamiento del peso. Ello se hace evidente cuando se ve el comportamiento del peso contra el dólar y con otras monedas (como el rublo o el real). La moneda nacional pierde valor frente al billete verde al igual que todas las demás divisas, pero incluso lo ha llegado a ganar frente a las otras monedas.

Más recientemente, el peso se ha convertido en una moneda sumamente comercial a nivel internacional: la octava más comerciada del mundo y la primera de entre las economías emergentes. Como resultado de lo anterior, el peso se ha ido convirtiendo gradualmente en un instrumento que se utiliza en los mercados financieros internacionales para generar coberturas, cuando los inversionistas desean protegerse ante momentos de posible fortalecimiento del dólar.

Hoy las elecciones en Estados Unidos generan el efecto adicional de que se percibe que un triunfo de Trump será malo para México, lo que en simultáneo debilitaría el peso y fortalecería el dólar.

Un claro indicador de la elevada sensibilidad que el tipo de cambio presenta frente al proceso electoral norteamericano fue evidente el pasado 16 de septiembre (día que por ser feriado no operó el sistema financiero mexicano), pese a lo cual el peso sufrió una depreciación considerable a partir de las transacciones en pesos que se hicieron en los mercados financieros internacionales, alimentados por la percepción de un crecimiento de las posibilidades de triunfo de Donald Trump.

La presión sobre el tipo de cambio por este tema continuará hasta las elecciones en noviembre incrementándose de ganar Trump.

A lo anterior se suma además un factor igualmente externo, que se refiere a la eventual (segura, pero incierta respecto de cuándo ocurrirá) nueva alza de las tasas de referencia de la Reserva Federal de EU probablemente en diciembre próximo.

Finalmente, en lo interno, el endeudamiento y el déficit ya empiezan, como en el pasado a ejercer una presión adicional que, de no frenarse, agravarán el problema.

En el nuevo escenario económico y financiero mundial, la volatilidad es y será la constante, porque ésta se alimenta de las percepciones, y éstas a su vez son presa de los miedos, y en muchos casos de la irracionalidad que mueve las decisiones de las personas.

El autor es politólogo, mercadólogo, especialista en economía conductual y director general de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo.

Síguelo en Twitter: ?@martinezsolares.

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