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¿Qué mueve a los mercados?
No se tiene una bola mágica que prediga el futuro, por lo tanto se debe aprender a decidir en medio de la incertidumbre.
¿Sabías que Adam Smith, el padre de la economía moderna, explicaba al mercado mediante la teoría de la mano invisible ? Él utilizó este término en su obra La Riqueza de las Naciones hace casi 250 años, como una metáfora para expresar el comportamiento del mercado. Smith describe que en una economía de libre mercado, con individuos que actúan racionalmente, existirá una mano invisible que moverá las fuerzas del mercado para asignar eficientemente los recursos. Pero ¿qué está detrás de la mano invisible de Smith?
Ésta mueve las fuerzas que están basadas en la toma de decisiones del mercado. En términos teóricos, el mercado es la opinión y el actuar de los individuos en conjunto: los que compran, los que venden, los que ahorran, los que gastan, etcétera. Por lo tanto, a pesar de que cada persona tenga una opinión única y diferente sobre el mercado, éste queda representado por el actuar de la mayoría.
Por ejemplo, si el mercado espera que suba el precio del dólar, probablemente el precio tenderá a subir. ¿Por qué?, porque la mayoría de las personas pensará que les conviene comprar dólares cuando la divisa está relativamente barata , lo que provocará un exceso de demanda y por ende un alza en el precio. El costo del dólar tenderá a subir, ya que la mayoría consideró que el precio iba a subir, la mano invisible pone las variables en equilibrio.
Otro ejemplo es la situación conflictiva entre algunos países. Si se estima que el conflicto puede escalar a niveles delicados, probablemente los inversionistas intentarán aprovechar esta situación a su favor, actuando como agentes racionales y, probablemente como consecuencia, incrementarán el precio de los energéticos.
Los analistas especializados en inversiones, por ejemplo, frecuentemente generan modelos que intentan imitar la realidad con el fin de tomar decisiones de compra o venta de ciertas acciones y bonos, por lo que asumen criterios para tener una visión lo más apegada a la realidad y así generar estrategias en el mercado.
En términos generales, pareciera que las decisiones que toma el mercado se componen de dos factores significativos: las expectativas y los supuestos.
Las expectativas son perspectivas basadas u originadas por noticias, acontecimientos, eventos e indicadores que no necesariamente tienen un rigor matemático detrás. Coloquialmente, se puede decir que es el sentir del mercado, el feeling. Por su parte, los supuestos son todos aquellos criterios que se utilizan al momento de crear los modelos, maquetas matemáticas consideradas en algunas ocasiones poco reales. Esta mezcla entre expectativas y supuestos se crea con una única finalidad, intentar predecir el futuro y, con base en ello, tomar decisiones.
¿Por qué tomar decisiones basadas en términos que parecen ser aleatorios? Porque nadie tiene certeza del futuro, porque se toman decisiones en un mundo de incertidumbre y por supuesto, se desea que dichas decisiones sean las correctas; sin embargo, no se sabrá si es correcta hasta después de decidir, no antes. Las expectativas y los supuestos se crearon para tomar decisiones inciertas.
A pesar de no tener conocimiento de lo que sucederá, se puede reducir el rango de incertidumbre o la probabilidad de error intentando tener la mejor visión del mercado y los supuestos óptimos. No se tiene una bola mágica que prediga el futuro, por lo tanto se debe aprender a decidir en medio de la incertidumbre.
La realidad es tan compleja e incierta que es difícil predecirla, dado que tenemos que tomar decisiones y que somos parte del mercado, debemos decidir con base en expectativas y supuestos óptimos, causas que explican un poco lo que está detrás de las fuerzas del mercado, detrás de la mano invisible de Adam Smith.
La autora es sr. analyst de Inteligencia Comercial Asset Management de BBVA Bancomer.