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Geopolítica

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Cascos Azules de Nepal se quedan en Haití: ONU

El secretario general adjunto, Tony Banbury rechazó que los nepalíes sean los causantes del brote de cólera que azota ese país y que ha cobrado la vida de 1,300 personas.

Nueva York.- Las Naciones Unidas no retirará a los cascos azules nepalíes de Haití a pesar de las violentas manifestaciones en su contra tras ser acusados de ser los responsables de la epidemia del cólera, indicó un funcionario de la ONU el lunes.

"Al menos hoy no hay planes de retirarlos" de Haití, dijo a la AFP Tony Banbury, secretario general adjunto para planificación de campo al ser consultado sobre el futuro del contingente de Nepal integrado por un millar de solados y policías.

Los nepalíes en la norteña ciudad de Cap-Haitien han estado bajo vigilancia especial tras las manifestaciones de la semana pasada que dejaron al menos dos muertos.

Algunos manifestantes acusaron a los nepalíes de introducir el cólera que ha matado a cerca de 1.350 personas en la nación caribeña.

La misión de ONU de Nepal calificó las acusaciones de "maliciosas".

"El país está sufriendo. Hay gente muriendo. Es natural que los haitianos quieran saber cuál es la fuente" de la epidemia, dijo Banbury, que ha estado fuertemente vinculado a la misión de la ONU en Haití tras el sismo del 12 de enero, en el que murieron 250.000 personas.

"Pero no sabemos y entiendo por los epidemiólogos que resulta difícil de saber. Diferentes expertos muy profesionales están apuntando en direcciones muy diferentes", agregó el funcionario de la ONU.

"Debemos focalizarnos en nuestra respuesta, tan importante como determinar de dónde salió", dijo.

El vocero de la ONU explicó que todos los exámenes realizados en la base nepalí en Cap-Haitien arrojaron resultados negativos.

AVANZA CÓLERA Y NO HAY AGUA POTABLE

En Cité Soleil, la barriada más pobre de Puerto Príncipe, se instaló un punto de distribución de agua después del sismo. Pero no es potable. "Compramos cloro para purificarla cuando podemos, sino la tomamos así", señala una madre pese a los riesgos del cólera.

Más de 1.300 personas murieron en Haití desde el comienzo de la epidemia a mediados de octubre. Cité Soleil es uno de los focos de la enfermedad. Desde la semana pasada, un promedio de 200 casos son tratados por día en el hospital Sainte-Catherine, el centro de salud del barrio.

Unos treinta haitianos rodeaban el lunes un gran tanque de agua instalado por Médicos Sin Fronteras, frente a una cuneta llena de un líquido negra y basura. Un camión cisterna pasa dos veces por día para llenarlo.

Entre decenas de baldes blancos, rojos o azules, Fifi Saint-Luce, una mujer con seis hijos de entre 8 y 24 años, conversa con sus amigas mientras espera. "Cuando tengo dinero, compro sobres de cloro para purificar el agua" distribuida para lavarse. "Pero es caro. Algunas veces no puedo, entonces tomamos el agua así".

Hace unos días, su hija tuvo vómitos. "La llevé a (el hospital Sainte-Catherine) porque temí que fuera el cólera. Pero no era eso. Fue ahí que los médicos me dijeron que utilizara cloro", explica la mujer de 47 años.

El lunes, las autoridades distribuían folletos en créole en el barrio en los que se leía "Protégete del cólera". Con dibujos y simples, y explicaciones hasta infantiles, el folleto detalla cómo "lavarse las manos", diluir una gota de cloro por litro de agua o tirar "caca y vómito".

Fanis Jospeh camina por el barrio llevando sobre la cabeza una palangana llena de jabón y de pequeños sobres de pólvo usados para lavar la ropa. "Vendo más desde el cólera", señala la mujer.

En cambio Daniel Rosemont, padre de Davidson, de 2 años, no utiliza cloro y muestra como respuesta los bolsillos vacíos de sus pantalones: "No tengo dinero", afirma. Su hijo toma el agua que encuentran. "Tengo mucho miedo por él. Además, no puedo comprar jabón", dice.

La fila para llenar los baldes de agua es un caos. El problema es que el tanque se vacía en menos de una hora. Una mujer se pelea con un hombre. El ambiente se caldea. Le tira una botella de vidrio que se rompe en el suelo. El hombre saca un cuchillo. La gente los separa. Y vuelve la calma.

A 200 metros de ahí, enfermos acuden de forma esporádica al centro de tratamiento del hospital Sainte-Catherine donde una patrulla de la ONU pasa en camionetas blancas, con armas apuntando a los habitantes de este barrio, considerado uno de los más peligrosos de la capital haitiana.

En el hospital, decenas de enfermos son tratados. Un agujero en las camas blancas de madera permite que hagan sus necesidades sin tener que levantarse.

"El cólera llegó hace dos semanas y media a Puerto Príncipe. Al principio, el número de casos se duplicaba cada día. Desde la semana pasada se estabilizó a 200 casos por día", explica Isabelle Janson, de Médicos Sin Fronteras que administra el centro con el ministerio de Salud haitiano.

"Cité Soleil es uno de los focos del cólera en Haití", explica Renato Souza, uno de los enfermeros y portavoz de la asociación. "Hay que tratar a los enfermos muy rápido. Si no toman (líquido), pueden morir en 24 horas", afirma, mientras una mujer acostada cerca gime de dolor.

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