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Geopolítica

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Caso de Petraeus devela excesos de la élite militar de EU

El entonces secretario de Defensa, Robert Gates, dejó de embolsar las hojas secas cuando se mudó a un pequeño enclave militar de Washington en el 2007. Su vecino de al lado era Mike Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto de la época, que tenía un cocinero, un valet y tropas que atendían su propiedad.

El entonces secretario de Defensa, Robert Gates, dejó de embolsar las hojas secas cuando se mudó a un pequeño enclave militar de Washington en el 2007. Su vecino de al lado era Mike Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto de la época, que tenía un cocinero, un valet y tropas que atendían su propiedad.

Gates pudo haber sido el líder civil del mayor ejército del mundo, pero su puesto de trabajo no incluía personal de servicio doméstico. Por lo que -a menudo bromeaba al respecto- se deshacía de sus hojas secas al soplarlas hacia la propiedad de Mullen.

De los muchos hechos que han salido a la luz en el escándalo que involucró al exdirector de la CIA, David Petraeus, entre lo más curioso se encuentra que alguna vez fue escoltado por 28 motocicletas de la policía cuando viajaba de la sede del Comando Central en Tampa a la mansión de Jill Kelley. Aunque la mayor parte de sus viajes no implicaban un convoy de tamaño presidencial, el escándalo ha llevado a un nuevo escrutinio de los símbolos imperiales que vienen con el estilo de vida de un general.

Los comandantes que dirigen los servicios militares de Estados Unidos y aquellos que supervisan las tropas en todo el mundo disfrutan de una serie de prebendas propias de un multimillonario, incluidos jets ejecutivos, casas palaciegas, conductores, guardias de seguridad y ayudantes que cargan sus maletas, planchan sus uniformes y dan seguimiento a sus agendas. Su comida es preparada por chefs gourmet.

Si quieren música en sus fiestas, su personal puede convocar a un cuarteto de cuerdas o un coro.

Los comandantes regionales de élite que rigen grandes áreas del planeta no tiene que conformarse con jets Gulfstream V. Cada uno tiene un C-40, el equivalente militar de un Boeing 737.

Desde la renuncia de Petraeus, muchos se han esforzado para entender cómo es que un general tan célebre pudo haberse comportado tan mal.

Algunos han especulado que una década de agotadora guerra afectó a su juicio. Otros se preguntaron si Petraeus no era el boy scout que aparentaba ser. Pero Gates, que todavía tiene un desconcierto provocado por los excesos en Washing­ton, tiene otra teoría.

Hay algo acerca de un sentido de derecho y de tener un gran poder que distorsiona el juicio de la gente , indicó la semana pasada.

Pero entre el cuerpo de generales del Ejército hay poco apoyo para la hipótesis de Gates. Amo al hombre. Yo soy su mayor defensor. Pero estoy totalmente en desacuerdo , expuso el general retirado Peter Chiarelli, quien se desempeñó como principal asistente militar de Gates. Me parece preocupante que él y otros no se estén centrando en el efecto que tiene en nuestros muchachos pelear guerras por 11 años. Y nadie permaneció más tiempo en estas que Petraeus .

Otros comandantes veteranos acordaron con Gates. David Barno, un exgeneral de tres estrellas que comandaba las tropas estadounidenses en Afganistán, advirtió en una entrevista que el ambiente en el que vive la cúpula tiene el potencial de con el tiempo convertirse en corrosivo, debido a la forma en la que viven su vida .

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