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Geopolítica

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Los límites de la diplomacia estadounidense en el caso Snowden

El presidente ruso, Vladimir Putin, en sus primeras declaraciones públicas sobre la llegada de Edward Snowden, expuso sus argumentos para negarse a extraditar al filtrador de secretos estadounidense hacia su país.

El presidente ruso, Vladimir Putin, en sus primeras declaraciones públicas sobre la llegada de Edward Snowden, expuso sus argumentos para negarse a extraditar al filtrador de secretos estadounidense hacia su país. Afirmó que Snowden está en la zona de tránsito del aeropuerto internacional de Moscú (a pesar de que las propias normas de Rusia indican que ahora requiere una visa), que finalmente saldría del país y, más concretamente, que no ha violado ninguna ley rusa.

No obstante, esto no le impide a Rusia honrar la solicitud de extradición de EU. Tanto Rusia como Estados Unidos, pese a que no tienen un tratado bilateral de extradición, se han enviado fugitivos entre sí, de la misma manera en la que los estados sin tales tratados a menudo lo hacen. Como el secretario de Estado de EU, John Kerry, lo expuso, en respuesta a la negativa de Rusia de extraditar a Snowden: Existen normas de conducta entre las naciones soberanas .

Por el momento, Moscú parece estar manteniéndose firme en contra de las demandas de Washington. Dentro de EU, eso provocó cierta alarma no sólo por la negativa rusa -que no es sorprendente-, sino por la aparente incapacidad de EU para imponer su voluntad sobre el tema. Desde el punto de vista de Washington, Snowden es un fugitivo estadounidense buscado por cargos graves, quien pasa el rato en el aeropuerto de Moscú y de quien no puede obligar su extradición. ¿Qué le pasó al poder estadounidense en el extranjero?

Entonces, ¿cómo se puede cambiar la situación? No está claro que se pueda. Si EU y Rusia fueran aliados más cercanos, con toda la cooperación y el interés mutuo que ello implica, entonces Washington podría tener más influencia con Moscú. Pero, a pesar de los esfuerzos de la administración de Obama, la relación ha sido muy amarga. Las amenazas en realidad arriesgan a que Putin se aísle, lo que aumentaría sus incentivos para desafiar lo que Rusia considera como bullying. Sin embargo, pese a toda la riqueza y poder militar de EU, esto nunca se ha traducido en una capacidad de imponerse sobre otros países. Los estados soberanos y sus líderes tienden a hacer lo que ellos perciben es en su mejor interés. En este momento, extraditar a Snowden no parece estar en los intereses de Rusia ni de Putin. Por el contrario, rechazar la solicitud de extradición cosecha todo tipo de beneficios: permite a Putin presentarse en casa como el que desafía a los estadounidenses, satisface el deseo de picarle el ojo a Washington e, hipotéticamente, podría otorgarle algún tipo de acceso a la información de Snowden.

La diplomacia, en su forma más simple, se trata de encontrar una manera de alinear los intereses de uno con otro país. En este caso, eso significaría la búsqueda de un interés común entre Washington y Moscú sobre el caso Snowden. Tal vez exista, pero nadie lo ha encontrado. Pero ese proceso implica proporcionar cobertura política para el interlocutor, para que éste tenga una mayor libertad para tomar algunos riesgos en favor de uno. Avergonzar, regañar y amenazar, sobre todo el líder de un país con antecedentes de escepticismo hacia el poder estadounidense, no tiene una historia de éxito tras de sí.

El erudito en relaciones exteriores Micah Zenko traza una comparación interesante con una crisis diplomática ocurrida en abril del 2001 entre EU y China. Un avión espía estadounidense colisionó con un jet chino, matando a su piloto, e hizo un aterrizaje de emergencia en Hainan, donde el avión y su tripulación fueron retenidos por el gobierno chino. Fue una pesadilla diplomática: China estaba indignada por el espionaje y la muerte de su piloto y Estados Unidos también sabía que los funcionarios chinos no podían darse el lujo de parecer débiles.

La administración de George W. Bush resolvió el problema, no mediante la proyección de poder, sino por la búsqueda de concesiones que podía dar a Pekín para hacer más fácil a los líderes chinos liberar a la tripulación y el avión sin perder su imagen. Como Zenko recuerda, el LA Times reportó en el momento: Un alto funcionario de EU expuso que el impasse se rompió cuando la administración de Bush acordó agregar ‘mucho’ después de ‘lo sentimos’ .

Eso no podría ser tan satisfactorio como simplemente ordenarle a Pekín liberar al avión y a sus tripulantes, pero fue una estrategia diplomática que reconoció la participación de China en el tema y trabajó para encontrar una solución mutuamente aceptable. Y funcionó. No está claro que este tipo de solución podría existir para lograr que Rusia entregue a Snowden. Tal vez existe y es sólo cuestión de encontrarla. Pero si no es así, no se trata necesariamente de una crítica a la decadencia estadounidense. Tan sólo es la forma en la que funciona el mundo.

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