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Geopolítica

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Para ignorar la crisis, beben a morir

Antes de Navidad regresó por la puerta grande la fiesta de la compañía y la venta de bebidas espirituosas ha roto todas las marcas.

Moscú. Su país aún siente la punzada de la crisis económica, pero los sufridos rusos no tienen ninguna intención de soportar el dolor en esta festiva temporada, que se prolonga hasta el 10 de enero. Antes de Navidad regresó por la puerta grande la fiesta de la compañía y la venta de bebidas espirituosas ha roto todas las marcas.

Vladislav Blyumenkrants supo que los buenos tiempos habían regresado cuando, en la fiesta navideña de su cliente, un fabricante internacional de calzado deportivo, una de las secretarias aceptó realizar una danza con una boa amarilla, al estilo de Salma Hayek. Como ejecutivo de una empresa de organización de eventos convenció al cliente de realizar una fiesta con el tema de las películas de Quentin Tarantino, con todo y bailarinas semidesnudas.

Las fiestas de la compañía, que obviamente no existían en la era soviética, empezaron hace unos 10 años.

Antes de eso, los empleados sencillamente bebían vodka en el trabajo, lo cual explica la pésima calidad de muchos productos rusos.

Pero las empresas empezaron a crecer, algunas como las petroleras en forma desmesurada y se inició la era de las corporaciones ricas, y también la de las fiestas ruidosas y teatrales, con fiestas carnavalescas que con frecuencia superaban los 100,000 dólares por pachanga para 400 invitados.

Las fiestas de empresas petroleras, con figuras de primer nivel como Elton John, eran mucho más costosas y generalmente iban más allá de lo que es socialmente aceptable.

Hoy, cuando el desempleo ya bajó de 5 millones y la economía muestra signos de recuperación, los rusos, un pueblo escasamente religioso, celebraron su festejo más importante, el Año Nuevo.

Se estima que la población de 140 millones, incluyendo menores, consumió 260 millones de botellas de vino de mesa y 300 millones de botellas de vodka, 20% más en conjunto que el año pasado.

A principios de diciembre, la filial rusa de Citibank, ZAO, estimó que los moscovitas, los ciudadanos más prósperos del país, gastarían un promedio de 630 dólares por persona en estos festejos de Año Nuevo, contra 470 dólares en San Petersburgo y 330 dólares en otras ciudades y regiones del país.

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