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Crecimiento, desafío para Japón

La moneda nipona ha venido registrando niveles frente al dólar que no se veían desde mayo del 2010, en medio de una política monetaria flexible que busca reactivar la economía y combatir la deflación que aqueja al país desde hace casi dos décadas.

La moneda nipona ha venido registrando niveles frente al dólar que no se veían desde mayo del 2010, en medio de una política monetaria flexible que busca reactivar la economía y combatir la deflación que aqueja al país desde hace casi dos décadas.

Todo parece indicar que la debilidad de la moneda se mantendrá. Y es que la semana pasada, el primer ministro, Shinzo Abe, dio a conocer el nombre de su candidato para Jefe del Banco de Japón (BOJ, por su sigla en inglés): Haruhiko Kuroda, actualmente Presidente del Banco Asiático de Desarrollo, conocido por ser un defensor de la política monetaria expansiva.

Con esta nominación, Abe busca cumplir la promesa electoral de reformar la política monetaria para reactivar la economía después de casi dos décadas de deflación leve y crecimiento limitado.

El gobierno de Japón ha implementado programas en busca de abatir estos males, uno de los últimos fue anunciado en enero de este mismo año; el banco central acordó comprar 13 billones de yenes (alrededor de 138,000 millones de dólares) en activos por mes, incluyendo 2 billones de yenes en bonos del gobierno, a partir del 2014.

Aunque el gobierno asiático asegura que no se trata de una política deliberada para reducir el valor de su moneda e impulsar las exportaciones, lo cierto es que en los últimos cuatro meses el yen se ha depreciado alrededor de 20 por ciento.

Sin embargo, el esquema de compra de activos se restringe a la deuda con duración de tres años, especialistas consideran que expandir el esquema a activos de más largo plazo alentaría las expectativas de inflación debido a que la deuda a más largo plazo es más sensible a los cambios en los precios al consumidor.

Los especialistas consideran que el Banco de Japón debe acelerar su ritmo de acumulación de activos y extender los vencimientos de la deuda pública que está comprando, consideran que, al fortalecer la flexibilización monetaria, el Banco de Japón podría estabilizar el tipo de cambio del yen. Entonces se comenzará a ver cierto impacto positivo sobre los precios al consumidor.

La compra de deuda a largo plazo y una mayor atención en los balances de cuenta corriente de los bancos marcarían un quiebre frente a la actual política del BOJ, algo que Abe ha estado promoviendo en sus intentos por busca reactivar la economía después de casi dos décadas de letargo.

Abe ya ha presionado con éxito por cambios en el banco central, que el mes pasado duplicó la meta de inflación a 2% y acordó un programa abierto de compra de activos a partir del 2014, y del nuevo equipo de gobierno se espera que presione por una acción aún más agresiva.

En medio de estas acciones de política monetaria, el yen ha caído alrededor de 6.9% en lo que va de este año, la mayor caída en 10 de las monedas de los países desarrollados, la libra tiene la segunda mayor pérdida, al retroceder 6.1 por ciento.

La debilidad de la moneda permitió que en enero sus exportaciones registraran un alza de 6.4% respecto de las registradas un año atrás, lo que supone el primer incremento de las ventas al exterior en ocho meses.

Pero también este debilitamiento provocó un fuerte incremento del importe de las compras al exterior, 7.3% más, como consecuencia principalmente del alza de 8.8% en la importación de combustibles.

Entre los principales mercados de sus exportaciones, Japón logró incrementar 3% sus ventas a China, principal socio comercial y en 10.9% sus exportaciones hacia Estados Unidos.

El actual gobernador del BOJ, Masaaki Shirakawa, y dos suplentes dejarán el cargo el próximo 19 de marzo.

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