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La lectura de los mercados
El funcionamiento de ciertas variables hace difícil la lectura de los mercados. ¿Están los inversionistas realmente preocupados por el crecimiento? Si es así, ¿por qué las bolsas vuelven a repuntar y hay cierta calma en los mercados globales?
El funcionamiento de ciertas variables hace difícil la lectura de los mercados. ¿Están los inversionistas realmente preocupados por el crecimiento? Si es así, ¿por qué las bolsas vuelven a repuntar y hay cierta calma en los mercados globales? Esa calma ¿Es temporal? Desde mi punto de vista persisten dos factores: Uno, hay un crecimiento muy débil en el mundo; la otra es que ello, de alguna manera, garantiza la presencia de condiciones monetarias todavía favorables para invertir en activos de riesgo
A diferencia de lo que vimos en enero, ahora hemos vuelto al mejor de los mundos que no visitábamos desde el verano pasado.
Es un hecho que persisten claras señales de una preocupante debilidad en el crecimiento a nivel global. Incluso en Estados Unidos, donde las cifras de empleo han generado cierto optimismo, los datos recientes demuestran una falta de impulso, como el de las ventas comerciales del día que decrecieron a tasa mensual ajustada por estacionalidad en -0.3%. Esta semana el FMI y el Banco Mundial ajustaron de nuevo sus estimados para la economía global, donde regiones como Japón y Europa continúan hundidas en niveles de crecimiento casi nulos.
Los inversionistas reflejan su preocupación al asumir que podría haber nuevas acciones de estímulo por parte de varios bancos centrales; asimismo, descuentan que la Reserva Federal de Estados Unidos, la única que aparentemente está en posición de aumentar las tasas, no lo hará. De este modo, observamos algunas tendencias que resultan sorprendentes como la continua depreciación del dólar, en especial contra el yen y el euro; así como la permanencia de las tasas de interés de largo plazo tanto en Estados Unidos y en otras regiones en niveles sumamente bajos.
Es precisamente esta percepción la que orienta a los manejadores de fondos a invertir de nuevo en la Bolsa y en mercados emergentes, así como a reducir apuestas a favor de una revaluación adicional del dólar y a mantener en niveles sumamente bajos las tasas de largo plazo. Aparentemente, sigue la distorsión en los mercados creados por las políticas expansivas: no importa cómo se comporte el crecimiento, si éste es lo suficientemente débil para propiciar un entorno financiero tan favorable, no parece inquietar a nadie.
Tienen razón las muchas voces que directamente muestran dudas sobre la efectividad de tasas de interés negativas o de la presencia de estímulos mayores ya que sólo contribuyen a prolongar las distorsiones que llevan varios años caracterizando los mercados financieros. Pero como digo , qué más da, las tasas bajas y la afluencia de liquidez generan un incentivo perverso a mantener activas las apuestas.
Esta semana los inversionistas estarán atentos a la publicación de reportes financieros de las empresas al primer trimestre. La expectativa no es buena, se anticipa la mayor caída en el crecimiento anual de las utilidades de las empresas que integran el índice Standard & Poors desde el tercer trimestre del 2009. Si las advertencias de los gerentes de tales negocios para el resto del año son poco entusiastas, podríamos ver una corrección mayor en el mercado.
Vemos en general en el mundo mucha preocupación por el crecimiento, una situación adversa para la mayoría de las empresas y un entorno de riesgo político muy intenso. Si la idea es que no habrá cambios importantes en la postura monetaria, incluyendo la de la FED, los mercados difícilmente se ajustarán por más sobrevaluados que estén. Si, por el contrario, el crecimiento toma fuerza, o se desploma, anticipamos el regreso de la volatilidad antes que la continuación de los buenos resultados de marzo.
Como puede ver, estamos en un momento en que el viraje hacia los extremos es el riesgo importante.
*El autor es director de Estrategia y Gestión de Portafolios en Invex.