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Los peores miedos se hicieron realidad
Tras una semana en verdad desastroza para los mercados a nivel global y cuando apenas se habían lanzado algunas señales de respiro, la calificadora Standard and Poors (S&P) convirtió los peores miedos en realidad...
Tras una semana en verdad desastroza para los mercados a nivel global y cuando apenas se habían lanzado algunas señales de respiro, la calificadora Standard and Poors (S&P) convirtió los peores miedos en realidad: una vez cerrados los mercados le redujo la calificación crediticia a Estados Unidos -la economía más grande del mundo- de AAA a AA+ con una perspectiva negativa o, dicho en idioma humano, dejaron la puerta abierta para rebajas adicionales.
Y es que tras un periodo desgastante en el Congreso estadounidense en que políticos de uno y otro bando negociaron más enfocados en la elección presidencial del año entrante que en la grave situación financiera que viven en su país, se logró finalmente autorizar el incremento en el techo de endeudamiento por 2.1 billones de dólares y de esta manera conjurar el riesgo de que ese país no pudiera cumplir con sus compromisos de corto plazo; sin embargo, como comentamos en este mismo espacio, el problema de fondo no se resolvió, simplemente se le puso un curita a una herida por la que se está desangrando el país y que se llama sobreendeudamiento, desempleo y falta de crecimiento.
Como consecuencia de lo anterior y, como a los mercados no se les engaña, los temores sobre una posible recesión en Estados Unidos se hicieron presentes en la mentes de los inversionistas a nivel global, generándose así una salida en estampida de los mercados y que las pantallas de todos los que estamos operando en los mercados se pintaran de rojo.
Así, el Dow Jones perdió en la semana 5.82%, el índice S& P500 6.83% y el Nasdaq 7.6%, mientras que en nuestro país el IPC retrocedió 6.4 por ciento.
Ni hablar de lo que sucedió en las bolsas europeas y asiáticas, en donde los problemas financieros siguen presentes con Italia, España y Bélgica, y las apuestas son a que más tarde que temprano cualquiera de estos países requerirán ser rescatados.
Ante todo este panorama y malos datos económicos en Estados Unidos que apuntan a falta de crecimiento económico, las agencias calificadoras habían venido amenazando sobre la posibilidad de rebajarle la calificación a Estados Unidos.
La agencia Moodys ya había ratificado la calificación AAA a ese país, pero con una perspectiva negativa, lo que generó que muchos analistas pensaran que el asunto quedaría en amenazas para que los estadounidense pusieran en orden su casa, pero el viernes, una vez que los mercados ya habían cerrado y los operadores nos habíamos ido a casa con la sensación de que los datos sobre desempleo emitidos por la mañana le daban un respiro a la turbulenta semana, S&P sacó un cerillo de la bolsa y lo lanzó directo al corazón de la leña.
El hecho de que S&P le haya rebajado la calificación a Estados Unidos tiene muchas implicaciones. Al considerarse un país más riesgoso, el costo de su fondeo sin duda se elevará, lo que significa presiones en el déficit fiscal, que las tasas de interés en los créditos hipotecarios, para automóviles y de consumo, forzosamente se verán incrementados.
Lo anterior generará a una alicaída economía, que el consumo se disminuya, el cual les recuerdo representa aproximadamente 70% del su Producto Interno Bruto y que, por lo tanto, nos acerquemos mucho más a una recesión.
Amigos, estamos viviendo tiempos inéditos y la primera crisis global de la humanidad, la cual no tiene una solución de corto plazo.
Pueden estar seguros que lo que está sucediendo en Europa, Asia y Estados Unidos a México le va a pegar, por eso hoy más que nunca hay que tomar coberturas de precios y recordar que las grandes crisis también conllevan grandes oportunidades para aquellos que tienen las herramientas para hacerles frente.
*Alfonso García Araneda es director general de GAMAA Derivados. Su correo electrónico es aga@gamaa.com.mx