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2024, lo que viene…
Cada año es distinto, pero tienen en común, que, a su inicio, nos permiten mejorar y corregir los errores, no tomar esa oportunidad solo refleja insensatez… Macraf
Se termina el 2023 y con ello se da paso a un año muy importante para nuestro país, el 2024. Trae consigo una serie de desafíos que definirán el rumbo de México para los próximos años. Entre la incertidumbre económica, elecciones históricas y las persistentes problemáticas sociales, el país enfrenta un panorama complejo que requiere una gestión cuidadosa y estratégica. Sin embargo, mucho me temo que la respuesta del oficialismo está muy lejos de ser de esa forma.
Una de las preocupaciones más apremiantes para las personas es, sin duda alguna, la amenaza de altas tasas inflacionarias en mercancías y servicios.
Después de todo, es algo que pega directamente en su bolsillo. Por ello, la actual administración anunció que, en 2024, el salario mínimo tendrá un aumento del 20 por ciento y es aplaudido. Sin embargo, es importante señalar que nos estamos acercando al límite de estos incrementos. Otros factores relevantes que serán decisivos el próximo año incluyen la volatilidad de los energéticos o la decisión de Banco de México de una posible disminución de las tasas de interés, que depende en gran parte de cuál es la posición que tomará la Fed en los próximos meses.
Las elecciones presidenciales y de miles de puestos de elección, que son las más grandes de la historia moderna de México, se vislumbran con un cierre muy parejo, al menos en el ámbito presidencial. Generarán tensiones muy importantes en términos políticos y sociales que, de no manejarse adecuadamente, nos podrían posicionar en un escenario similar al que sucedió en el año 2006 con el cierre de Reforma por simpatizantes de AMLO. Con la diferencia de que ahora estos simpatizantes están en el gobierno y cuentan con más recursos disponibles, lo que agrega un elemento de complejidad al escenario político.
En el ámbito internacional, las elecciones en Estados Unidos también nos afectarán. Un posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca podría representar un grave riesgo para la relación bilateral. Muy seguramente, veremos a lo largo del año a nuestro país como uno de los temas centrales durante las campañas estadounidenses, especialmente en temas sensibles como la migración y el tránsito de drogas.
El fenómeno del nearshoring en México también estará en el centro de la discusión. La pregunta que surge es: ¿cuántas inversiones reales se concretarán al cierre del sexenio? La preocupación persiste, ya que las promesas de inversión podrían quedar en el aire, generando incertidumbre en el panorama económico del país. Recordemos de entrada que la promesa de inversión más grande que se tenía, que es la de Tesla, se quedó en eso, una simple promesa que ni siquiera está registrada en la Secretaría de Economía. Pero además, hay que ver cómo cerrarán otros sectores este sexenio.
En el sector salud, persisten problemas fundamentales, que nos dejan muy lejos del prometido sistema de salud de Dinamarca o uno mejor. Para muestra, podemos ver la falta de medicinas para niños con cáncer y la carencia de material indispensable en hospitales y clínicas, así como la tan absurda idea de una “farmaciota”. La gestión de la salud pública es esencial para el bienestar de la población y, por lo tanto, debe ser abordada de manera prioritaria. Lamentablemente, esto nunca lo entendió la actual administración.
En el ámbito educativo, México enfrenta grandes retos. Los resultados de PISA son un llamado de atención que no puede ser ignorado. Aunque las deficiencias en la educación no son nuevas, se han acentuado en esta administración y la postura del gobierno actual hacia la educación, catalogándola como "neoliberal", plantea una pregunta crucial. ¿Desean eliminar o mejorar el sistema educativo? Si
la respuesta es eliminar, entonces puedo decir, sin temor a equivocarme, que lo están haciendo bien. Si por el contrario su respuesta es mejorar, entonces hay un serio dilema, porque están haciendo justo lo contrario.
Sin duda, el 2024 será un año de grandes desafíos económicos, políticos y sociales. En buen cristiano, será un año determinante para el futuro del país. Un año en el cual la participación ciudadana en la toma de decisiones es crucial. Nada está escrito y solo participando es como podremos marcar un rumbo claro. La decisión es muy sencilla. ¿Qué preferimos? ¿Continuar por un camino de destrucción o cimentar una sólida democracia en nuestro país?
* El autor es académico de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana, consultor experto en temas económicos, financieros y de gobierno, director fundador del sitio El Comentario del Día y conductor titular del programa Voces Universitarias.
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