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Opinión

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AMLO, en un palacio, pero sin mapamundi

El legado diplomático del presidente López Obrador fue la confrontación y el desprecio por el mundo.

Viajó poco: solo se ausentó del país durante 16 días. 

Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña lo hicieron por 257, 188 y 218 días, respectivamente.

En el siglo pasado, Ernesto Zedillo y Salinas de Gortari viajaron al exterior durante 141 y 165 días, respectivamente.

Fox viajó a Sudáfrica y a Nigeria; Peña Nieto a Costa de Marfil y a Sudáfrica; Calderón a Uganda y Sudáfrica.

Salinas lo hizo a Brunei, e Israel.

En cinco sexenios, México recorrió el péndulo: de la sustitución de importaciones hacia la globalización.

En 1993 el PRD estuvo en contra de la firma del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá. Los McDonald´s terminarán por cerrar las taquerías, decían sus integrantes. En 2018 Luis Videgaray dejó prácticamente cerrada su renovación y Morena entendió que el mecanismo de integración comercial es vital para la economía mexicana.

Lo que AMLO no tomó en serio fue la Alianza del Pacífico ni la firma del Acuerdo Global con la Unión Europea, entre otros temas importantes.

La Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, Perú y México) nació como “vacuna antichavista”. AMLO, al aplicar una diplomacia dogmática y no de Estado, colapsó el mecanismo; optó por defender a Pedro Castillo y Perú declaró al embajador mexicano persona non grata.

Con Europa la relación fue mala. AMLO desaprovechó la relación con España. Su esposa redactó la carta a los Reyes, y el propio presidente a los eurodiputados donde los trata con la punta del pie. Adiós al Acuerdo Global.

El presidente AMLO despreció al mundo al enviar como embajadores, cónsules y representantes a personajes impresentables: lo mismo Isabel Arvide que Quirino Ordaz; o que decir el golpe de desprecio en contra de Panamá en su intento de enviar como embajador a un acusado por acoso sexual, Pedro Salmerón.

La reciprocidad define a la diplomacia. Europa estará ausente en la toma de posesión de Claudia Sheinbaum. Vendrá Josep Borrell, pero no lo harán presidentes ni primeros ministros ni el rey Felipe VI.

La lista de presidentes que sí vendrán sería equiparable a la de Concachampions reforzados con Chile y Brasil. En realidad falta el G7 y el G20.

Por lo pronto, en política exterior no habrá cambios entre el 30 de septiembre y el 1 de octubre.

Ojalá que desde el 2 de octubre la presidenta Sheinbaum y Juan Ramón de la Fuente se encarguen de dar un vuelco a la diplomacia dogmática de AMLO.

@faustopretelin

Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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