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Al descalificar al INE, AMLO descalifica su victoria de 2018
Como ya es su costumbre, el presidente Andrés Manuel López Obrador criticó, atacó y calumnió ayer al Instituto Nacional Electoral (INE).
Entre lo que dijo me llamó la atención esto: “¿No son ellos los que permiten el relleno de urnas, la falsificación de actas? ¿No son las autoridades electorales las que se roban los paquetes (…) las que permiten la compra del voto? ¿Qué no son éstos los que le dieron registro a candidatos a la Presidencia que no cumplían los requisitos por consigna, porque se los pidió el presidente de ese entonces?”.
Lo anterior lo dijo al comentar sobre la intención del INE de recurrir a todas las instancias legales para impugnar su llamado “plan b” de la reforma electoral porque, según los consejeros electorales, atenta contra la democracia.
Si el “plan b” pone o no en riesgo a la incipiente democracia mexicana lo determinará la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), la que también es constantemente vilipendiada por Andrés Manuel.
Ahora bien, ¿es verdad lo que dijo el presidente sobre el INE?
1. Sí, si se refirió al Instituto Federal Electoral (IFE) que desde su creación en 1990 hasta 1996 tuvo como sus presidentes a los cinco priistas que fueron secretarios de Gobernación durante esos seis años —Gutiérrez Barrios, González Garrido, Carpizo, Moctezuma y Chuayffet—, quienes no hicieron gran cosa para evitar que su partido rellenara urnas, falsificara actas de votación, robara paquetes electorales, comprara votos y postulara para diversos cargos de elección a candidatos que no cumplían con los requisitos.
2. No, si se refirió al IFE que se convirtió en un organismo autónomo en 1996 y al Instituto Nacional Electoral (INE) que lo sustituyó en 2014. Durante 14 de esos años el IFE fue presidido consecutivamente por Woldenberg, Ugalde, Albo, Valdés y Lorenzo Córdova, quien fue el último presidente de ese organismo y el primero del INE desde abril de 2014.
Lo anterior no quiere decir que a partir de 1996, como por arte de magia, los partidos políticos y muchos funcionarios no cometieran o trataran de cometer trapacerías para que ganaran su candidatos a cualquier cargo de elección, pero es un hecho que a partir de ese año los procesos electorales, sobre todo los federales, fueron cada vez mejor organizados y supervisados, reduciéndose cada vez más las trampas y los fraudes. Un buen ejemplo de las anomalías que ayer denunció AMLO es su propia candidatura a jefe de gobierno del DF, en 2000, cuando sin satisfacer el requisito de residencia de 5 años como mínimo, fue aprobado como candidato del PRD por el Instituto Electoral del DF.
El odio no disfrazado de Andrés Manuel contra el máximo órgano electoral de la nación data de 2006, cuando por estrecho margen perdió la elección presidencial ante Felipe Calderón; está convencido que el IFE escondió centenas de miles de votos emitidos a su favor y que el entonces presidente Vicente Fox maniobró para que él no ganara. Tan convencido está de su victoria que hasta se proclamó presidente legítimo en noviembre de ese año.
Al descalificar al INE, descalifica su propia victoria electoral de 2018 y los triunfos de todos los morenistas que ese año y los subsecuentes ganaron en elecciones organizadas, supervisadas y avaladas por el INE.
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