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Ante el agandalle, el voto masivo
Para nadie es ya un secreto que la receta de López Obrador para mantenerse en el poder consiste en la destrucción del Estado desde sus entrañas. Es un estatista que desprecia al Estado en la medida en que éste pueda entorpecer el cumplimiento de sus caprichos. Cuando no ha podido someter a los contrapesos a través de reformas constitucionales o legales, lo ha hecho ordenando a sus esbirros en el Congreso de la Unión abstenerse de efectuar nombramientos de funcionarios en órganos constitucionales autónomos y en el poder judicial, con la intención de que lleguen a carecer del número de integrantes que se requiere para que puedan operar conforme a la ley. También, en casos patéticos como los de Rosario Piedra y Guadalupe Taddei, sus achichincles han manipulado los procesos de selección, violado todos los principios parlamentarios, e incluso hecho fraude, para, al final, agandallarnos gracias a la mayoría simple que tienen con el favor de los esquiroles de Movimiento Ciudadano.
Es esta misma estrategia la que ha seguido para intentar robarse, por fin, la democracia mexicana. Primero atacó de manera despiadada y con mentiras ridículas al INE y a sus consejeros, empezando por Lorenzo Córdova, quien siempre mantuvo una digna independencia. Después impuso a Taddei quien descabezó al instituto en todas sus áreas sustantivas, imponiendo como encargados de despacho a personajes impresentables aliados a Morena. Al mismo tiempo, mediante estrategias de acoso laboral y amenazas, casi la mitad de los supervisores y capacitadores del INE fueron forzados a renunciar en los dos últimos meses, lo cual implica que casi la mitad de los funcionarios de casilla no tendrán la preparación necesaria para llevar a buen puerto la elección más grande de la historia. Esto nunca había pasado. Aún más, la ausencia de capacitación y supervisión puede derivar en decenas de miles de casillas sin funcionarios de casilla, en cuyo caso los primeros ciudadanos formados en la fila será los que actúen como tales. ¿Adivine usted a quienes van a llevar en camiones a las cuatro de la mañana para ser los primeros en las filas y encargarse de contar los votos? Taddei tiene perfectamente identificadas cuáles son esas casillas y seguramente el gobierno y Morena ya tienen la información. Peor aún, Morena, con el dinero del gobierno, del huachicol y del crimen organizado, ha logrado registrar representantes en el cien por ciento de las casillas que se van a instalar, mientras la alianza opositora no logró siquiera registrar representantes en la mitad de las casillas. Nunca antes la organización de las elecciones había estado tan manoseada por los propios funcionarios del INE, cuya obligación es dar certeza a los ciudadanos de que su voto será bien contado. Hoy, desafortunadamente y por culpa del obradorato, carecemos de esa certeza.
Peor aún, López Obrador instruyó a sus lacayos en el Senado (Monreal y demás fauna) para que no nombren al magistrado de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que hace falta para que se pueda declarar a alguna de las candidatas como presidenta electa. Esto ha sido intencionalmente diseñado por López Obrador para desconocer cualquier resultado que le sea adverso. La ley dice que se requieren seis magistrados para declarar presidente electo, y el tribunal, el día de hoy, tiene sólo cinco. La interpretación jurídica correcta sería aplicar la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación para resolver la vacancia, pero esto nunca había ocurrido y no hay precedente alguno. Si alguien tiene dudas sobre la mala fe con que se conducen López Obrador y Sheinbaum es momento de que abra los ojos.
No es mi intención desmotivar a los que estamos hartos de este gobierno de mediocres corruptos y marrulleros. Al contrario, mi objetivo es señalar todas las barreras que López Obrador nos ha puesto, para que nadie deje de votar por apatía o por creer que todo va a funcionar bien, como en el pasado. Va a ser un marranero, por eso tenemos que ser decenas de millones de mexicanos los que defendamos la libertad el próximo dos de junio. Tantos, que ni sus cochinadas puedan eclipsar la fuerza de nuestra voluntad. Es ahora o nunca. No hay lugar para cobardes o timoratos.
@gsoriag