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Cambio estructural en la Inversión Extranjera Directa en México
El comportamiento de la Inversión Extranjera Directa (IED) en México sigue mostrando un ritmo creciente en lo que va del año. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía durante los primeros 6 meses del 2024, ingresaron a nuestro país un poco más de 31 mil millones de dólares lo que representa un crecimiento del 7% con respecto al mismo periodo del año 2023. No es un dato menor que la IED esté creciendo a un mayor ritmo que la tasa de crecimiento de la economía, esto sin duda tendrá efectos positivos en el ritmo de crecimiento de las actividades económicas en los próximos meses.
De acuerdo con el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), el 26% de la IED total que ha entrado al país está ubicada en la fabricación de equipo de transporte, el 14% en la industria de bebidas y tabaco, el 12% en la intermediación crediticia, 10% en el sector minero, 4% en la industria química y el resto e diversos otros sectores. Destacan la industria minera con un incremento del 307%, bebidas y tabaco con un incremento del 76% y fabricación de equipo de transporte con un aumento del 22%, todos con respecto del mismo periodo en el año 2023. Sin duda, muy buenas noticias para el conjunto de empresas que participan de las actividades económicas en estos sectores.
Sin embargo, del otro lado de la moneda la composición en la IED muestra un comportamiento anómalo y contrario a lo esperado. Al analizar el periodo comprendido entre el año 2006 y el 2023, la IED siempre tuvo tres componentes: nuevas inversiones, reinversiones de utilidades y cuentas entre compañías. Entre el 2006 y el 2013 el porcentaje de nuevas inversiones fue de 55% en promedio, entre el 2014 y el 2022 fue de 30% en promedio, en el 2023 del 13% y en lo que va del año tan sólo el 1% es capital destinado a nuevas inversiones. La reinversión de utilidades ha mostrado un comportamiento más o menos estable a lo largo de todo el periodo, alcanzando un 37% en promedio del total de IED. La dinámica de inversión en las cuentas entre compañías ha mostrado una tendencia a la baja en todo el periodo de análisis, mostrando niveles del 25% al inicio y tocando un 14% en el 2023; para este año el porcentaje es nulo. Lo anterior muestra que el 97% de los 31 mmdd son exclusivamente reinversiones de utilidades.
Es claro que la reinversión de utilidades por parte de las empresas habla bien no sólo de la disciplina financiera de las mismas, sino de la dinámica del mercado interno. La mala noticia es que no hay nuevas inversiones, es decir, no se están creando nuevas empresas nacionales ni extranjeras. En consecuencia, el fenómeno del nearshoring no ha sido tan relevante como se esperaba, incluso con los estímulos fiscales generados el año pasado, para atraer nuevas inversiones. Es evidente que el 1% en nuevas inversiones no está relacionado con el ambiente económico, dado que muchos otros indicadores económicos muestran tendencias favorables, más bien puede ser el resultado de la inseguridad, o el cambio en las administraciones en México y Estados Unidos, incertidumbre jurídica, entre otras. Este comportamiento en la IED tiene varios matices, pero sin duda está presentando un cambio estructural en este año. Esperemos no termine el año de esta manera.
*El Dr. Salvador Rivas Aceves es Subdirector General de la Escuela de Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad Panamericana.