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Cerrando la brecha tecnológica: el plan de Draghi para una Europa competitiva
En anteriores ocasiones me he referido a la existencia de una brecha creciente de innovación entre Europa, Estados Unidos y China.
Mario Draghi, un profundo conocedor de la economía y las finanzas, ex Primer Ministro italiano y ex Presidente del Banco Central Europeo, ahora publica un reporte detallado que documenta tal brecha y alerta sobre sus consecuencias a largo plazo.
Draghi señala que Europa vive atrapada en un circulo vicioso de baja inversión y baja innovación en tecnología digital y sigue dominada por la inversión en sectores industriales como el automotriz, enfoque que predominaba en EUA y China hace 20 años.
El ciclo de vida de la innovación europea cuenta con debilidades que le impiden desarrollar nuevos sectores y competidores. Las carencias se presentan en diversos eslabones de las cadenas de valor y tienen que ver con aspectos como la innovación, la comercialización y barreras regulatorias.
La situación se refleja en la existencia de pocas instituciones de investigación de élite, la débil comercialización de la investigación; la fragmentación del gasto público en investigación y desarrollo; la carencia de financiamiento para la innovación disruptiva; la fragmentación de un mercado comunitario aparentemente único; el rezago en el acceso al financiamiento para el crecimiento; y la fuga de cerebros y empresas.
En este contexto, la política antitrust no parece haber sido efectiva e incluso habría sido contraproducente. Según el documento, las leyes antimonopolio y sus recientes reformas y adiciones podrían haber inhibido la consolidación y el crecimiento de empresas en sectores clave, especialmente en tecnología y telecomunicaciones, afectando la obtención de la escala necesaria para lograr mayores inversiones. Las regulaciones ex ante habrían obstaculizado la formación de empresas europeas de gran escala capaces de innovar y competir globalmente. Ante ello, Draghi propone un esquema más flexible, que privilegie la aplicación de la política de competencia ex post en casos de abuso de posición dominante.
El documento identifica que la brecha de innovación impacta en la inversión en activos relacionados con las tecnologías de información, software, bases de datos y propiedad intelectual. Así, Europa ha quedado atrapada en un ciclo de bajo dinamismo industrial, innovación reducida, baja inversión y lento crecimiento de la productividad, que se denomina la "trampa de la tecnología media".
Además, el rezago se extiende a otros sectores adyacentes, como la industria farmacéutica, el sector energía, el desarrollo de materiales y la industria de la defensa. Por otra parte, la ausencia de empresas tecnológicas europeas de gran escala limita la capacidad de la región para desarrollar y desplegar inteligencia artificial de vanguardia, lo que podría impactar la productividad futura.
El documento propone diversas medidas remediales, entre ellas: reformar los programas comunitarios de investigación y desarrollo y establecer una estrategia comun; facilitar la transición de la invención a la comercialización mediante un modelo de compartición de regalías con universidades e instituciones de investigación; apoyar el crecimiento de startups; mejorar el entorno de financiamiento a las empresas innovadoras; impulsar la capacidad de computación para la inteligencia artificial; y promover la coordinación intersectorial y el intercambio de datos.
El informe de Draghi es una lectura altamente recomendable que presenta una visión integral y de urgencia para revitalizar la competitividad europea, y que destaca la necesidad de un cambio de paradigma en la política industrial, la innovación y la regulación. Asimismo, propone un enfoque flexible en la aplicación de las leyes antimonopolio, especialmente en sectores estratégicos, lo que marca un giro significativo en el pensamiento económico europeo. Este cambio refleja una adaptación pragmática a las realidades geopolíticas y tecnológicas actuales, donde la escala y la consolidación pueden ser cruciales para competir globalmente. El éxito de esta estrategia dependerá de la capacidad para equilibrar estos objetivos con los valores fundamentales de competencia justa y protección al consumidor comunitarios.
*Especialista en competencia económica y regulación. Socio Director de Ockham Economic Consulting.
@javiernunezmel