Buscar
Opinión

Lectura 4:00 min

Coahuila y Estado de México: los elocuentes mensajes rumbo al 2024

El pasado 4 de junio se definieron dos gubernaturas: el candidato del PRI obtuvo una inmensa ventaja en Coahuila y la candidata de Morena ganó con un cómodo margen el Estado de México.

Aún sin concluir los conteos, los líderes de los partidos políticos impulsaron sus narrativas en medios de comunicación y redes sociales. Morena tuvo una estrategia coordinada, se concentraron en felicitar a su candidata y cerrar filas rumbo al 2024. Su dirigencia entendió - un poco tarde para el 2023, pero aún oportuno hacia la elección presidencial - la lección de Coahuila: necesitan aliados. Aunque no comulgo con la pragmática alianza Morena - PT - PVEM, las matemáticas resultan indispensables en tiempos electorales y, particularmente, en la búsqueda de una mayoría en el Congreso.

Morena también refrendó que su mayor activo es la popularidad del Presidente de la República. Ya sea por lealtad o por conveniencia, los candidatos y la plataforma de la coalición no se alejarán del su referente más importante y mejor evaluado en la mayor parte del territorio nacional.

Del lado de la oposición hay mucho que decir a pesar de su desdibujada participación. Comienzo por Movimiento Ciudadano quienes no presentaron candidatos, pero sí recibieron financiamiento público y se ausentaron de la contienda para después aparecer como voceros en contra del PRI. Así, MC termina la jornada con la credibilidad mermada como alternativa de oposición y perdió la oportunidad de sumar liderazgos y simpatizantes afines en el estado que tiene el mayor padrón electoral del país. El peor escenario si se considera que tenían un candidato altamente competitivo por la simpatía que despierta en amplios nichos de votantes del Edomex.

El PRI sigue perdiendo espacios. ¿Qué más emblemático que la derrota del PRI en Atlacomulco y el fin de la dinastía priísta mexiquense? El PRI cerrará el 2023 gobernando Durango y Coahuila. Se terminaron sus glorias pasadas, hoy ese partido tiene una representación apenas marginal. Pero si el valor del PRI tiende a cero, hay mucho menos qué decir del PRD.

Los panistas están de brazos caídos. Su dirigencia compromete alianzas contrarias a la fundación misma de Acción Nacional. No está claro que esta alianza opositora haga sentido ni en la agenda del Congreso ni en la voluntad de sus electores: el PRI traiciona en la Cámara de Diputados y los panistas no salen a votar.

Los resultados que arroja el PREP indican que el PAN sólo aportó 1 de cada 4 votos en el Estado de México y 1 de cada 8 en Coahuila. El PAN sigue cerrado en un exclusivo padrón de militantes, despreciando los procesos democráticos internos que daban vida a su militancia y favoreciendo injustificables candidaturas priístas. La dirigencia panista debiera replicar los modelos exitosos de Guanajuato y Querétaro; no basta con pedir un millón de firmas por precandidato, para lograr una victoria necesitan más calle y liderazgo, menos centralismo y opacidad.

Especial mención merece el abstencionismo. No creo en los análisis que otorgan el poder de decisión a quienes se abstuvieron; la decisión la toman quienes votan, así de simple. Sin embargo, no es un dato a soslayar. Los partidos políticos deben ser vehículos de participación ciudadana, pero se han convertido en cúpulas para distribuir fueros. Tal vez una de las causas del abstencionismo sea que los candidatos que terminan llegando a la boleta, tras esa dinámica de cúpula, se perciben poco representativos para el electorado.

La elección del 2024 no será un mero trámite; Morena quiere recuperar la mayoría calificada en el Congreso y la oposición afirma que puede ser competitiva. Si bien Morena avanza en la unidad de sus liderazgos, la oposición carece de mensaje y  estrategia. Veamos si algún partido escucha los elocuentes mensajes que enviaron los votantes en el 2023.

 

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas