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Opinión

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Del respeto al medio ambiente

Foto: Especial

No sólo es México, el mundo está en un punto de inflexión donde se dirime el futuro del nuevo orden mundial, de la seguridad climática y alimentaria, y también de los regímenes tanto políticos como económicos.

Tal vez, regresar sobre nuestros pasos y plantearnos los valores en orden de relevancia para nosotros mismos nos permita re-orientarnos y tomar decisiones críticas ante importantes bifurcaciones (o polifurcaciones) de vida.

Aquí una propuesta para abrir el apetito, la reflexión y/o el debate.

Antes que nada, es indispensable tender una capa omnipotente de respeto en todos los ámbitos y todas las capas de la sociedad. Ésta permite un nivel mínimo de seguridad desde el nivel más básico del derecho a la vida, pasando por la equidad de género y culminando en la posibilidad real de una justicia social. Esto se refleja tanto en poner freno a las desapariciones y los feminicidios, como en asegurar la propiedad privada dando seguridad y certeza a la inversión, pero también permitiendo la defensa legítima de los intereses y derechos pues se construye una confianza plena en una balanza objetiva.

En segundo lugar, asumiendo el sesgo occidental, se encuentra la democracia como mecanismo pacífico para dirimir los conflictos a través del diálogo, el consenso y la argumentación fundamentada. Es menester una base de participación ciudadana comprometida, construida sobre cimientos de educación, información y cultura. Mientras que en Bélgica en 2019 se logró una participación superior al 88%, este año en Chile votó menos del 20%. Escuchar, aprender, reunir información para debatir con sensatez y acordar los mínimos que permitan un avance si no rápido, sí con aplomo. Ya decía Winston Churchill “la democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre, con excepción de todos los demás”.

Sobre estos dos primeros, entonces es posible construir el tercero, la diversidad. Uno de los valores más antiguos, tanto como el ius gentium, pero menos reconocidos durante buena parte de la historia de la humanidad por tanto aspirar a una utópica homogeneidad. No hay dos seres humanos iguales y ¡enhorabuena por ello! Es tiempo de enaltecer la riqueza que proviene de tal variedad. La educación especial pensada para personas con alguna discapacidad resulta en mayor facilidad de aprendizaje de todos y el urbanismo pensado para personas con movilidad reducida redunda tanto en una sociedad más cohesionada e integrada como en menores impactos ambientales. En palabras de Isabel Allende, “la diversidad garantiza la supervivencia”. 

Los ambientes respetuosos, democráticos y diversos son caldo de cultivo para la prosperidad. La calidad de vida no es lo mismo que el nivel de vida. Mientras que el segundo se basa en riqueza y lujos, el primero ofrece un bienestar real sin ostentaciones innecesarias. Se tiene más en la medida en que las condiciones de vida permiten un acercamiento hacia la paz.

Finalmente, se puede ver como causa o bien, como es el caso aquí, como efecto. Llegar a un punto de respeto hacia lo otro donde se toman las decisiones por consenso y diálogo valorando la riqueza de la diversidad con miras hacia la prosperidad individual y colectiva, permite vivir en equilibrio con el medio ambiente. Porque es imposible estar en equilibrio hacia afuera cuando no se ha logrado un equilibrio interno y es imposible sobrevivir como humanidad si no aprendemos a tomar del planeta tan sólo aquello que realmente necesitamos, ni más ni menos. Por sorprendente que parezca, es un valor muy difícil de encontrar de forma auténtica aún en las sociedades actuales; para muestra, basta con voltear a ver el cesto de basura y la cochera.

Las sociedades estamos en caos. Las personas estamos turbadas por crisis acumuladas de seguridad, sociales, políticas, económicas y sanitarias. Las generaciones x, millenial y centennial de todos los países buscamos desesperadamente una guarida, dónde poder establecernos, un poco de estabilidad para poder respirar. En México se vive con el miedo hasta los huesos (en México hay 61.637 personas desaparecidas), en España la gran incertidumbre laboral hace llamada en masa a formar parte de la función pública (hace una semana más de 24,000 personas compitieron por 259 plazas), en Estados Unidos el sueño americano es cada vez más un espejismo como relata Philip Alston… ningún país parece salvarse.

Afortunadamente, la globalización ha tumbado fronteras y ampliado el horizonte. Con ojo estratégico, voluntad y mucho trabajo el mundo está al alcance de un boleto y una visa. Las identidades ya no son monolíticas y mucho menos impuestas; hemos aprendido a elegirlas. Es entonces, donde las respuestas dejan de estar en el otro y ante un mundo de alternativas vale la pena voltear hacia adentro. ¿Qué es verdaderamente importante y qué peso le damos a cada rubro/valor?

¿Y si regresamos sobre nuestros pasos para plantearnos los valores en orden de relevancia para nosotros mismos para tomar decisiones críticas?

* Angélica Bucio: mujer, libre, esposa y migrante. Politóloga, management y comunicadora. Experta en comunicación estratégica organizacional y desarrollo de proyectos. Actualmente, consultora de business consulting y ciudades inteligentes en Madrid.

Twitter: @AngelicaBucioM

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