Lectura 5:00 min
Economía y política en los estados en tiempos del Covid-19
Cuatro estados de la frontera norte de México y dos en los cuales se localizan los principales destinos turísticos internacionales del país, registraron las mayores contracciones relativas en el Producto Interno Bruto (PIB) como resultado de la aplicación de las medidas de emergencia sanitaria decretadas por las autoridades federales para hacer frente a la pandemia por Covid-19. Estimamos que el paro en las actividades no esenciales durante los meses de abril y mayo del presente año, causaron pérdidas económicas equivalentes a 11.2% del monto del PIB alcanzado durante el 2019 en Chihuahua, 10.4% en Sonora, 10.3% en Baja California, 10.2% en Baja California Sur, 9.7% en Quintana Roo y 9.5% en Coahuila.
En el primer caso, se trata de economías locales con patrones de especialización productiva muy concentrados en actividades de manufactura de exportaciones, especialmente de las industrias automotriz y electrónica, en el segundo, de la oferta de los servicios turísticos proporcionados especialmente en las playas de Cancún y Los Cabos. Desde los primeros días de junio se reiniciaron, en un clima de gran incertidumbre, las actividades productivas en las plantas manufactureras. La recuperación ha sido lenta, tanto por la instrumentación de medidas para evitar la aceleración de los contagios, como por la volatilidad en la demanda de estos productos y un entorno económico enrarecido por la entrada en vigor del T-MEC y por una actitud francamente hostil a la inversión productiva, derivada de los desatinos de gobierno de la 4T. Por la naturaleza de los servicios turísticos, la intensidad de las interacciones sociales y la alta movilidad de los clientes, la reactivación ha sido particularmente compleja en este sector y seguirá siendo muy vulnerable hasta que exista una vacuna efectiva o un tratamiento específico para esta enfermedad.
En un segundo grupo, encontramos estados que experimentaron caídas del PIB en un rango de 7.1 a 8.7%: Aguascalientes (8.7%), Zacatecas (8.3%), San Luis Potosí (8.1%), Nuevo León (8.1%), Tlaxcala (7.9%), Morelos (7.5%), Estado de México (7.4%), Sinaloa (7.4%), Oaxaca (7.3%), Tamaulipas (7.2%), Querétaro (7.1%) y Puebla (7.1 por ciento). En muchos de estos estados también hay presencia importante de establecimientos dedicados a la fabricación de productos de transporte, sólo que, a diferencia del grupo previo, cuentan con economías más diversificadas y con presencia de sectores menos afectados por la suspensión de actividades no esenciales como, por ejemplo, la producción de bienes del sector primario. Predominan estados del Norte del país y del Altiplano Centro-Norte.
En estos dos grupos se encuentran buena parte de los estados cuyos gobernadores están pugnado por la renovación del pacto federal, que han impulsado directrices propias para enfrentar la pandemia y que han manifestado su desacuerdo con la nueva orientación de la política energética del Gobierno Federal. Los efectos económicos de la pandemia parecen estar operando como un catalizador que está favoreciendo la conformación de alianzas políticas de gobernadores frente al poder centralizado y unipersonal de Andrés Manuel López Obrador. En estos procesos encontramos titulares del Poder Ejecutivo de entidades localizadas en tres regiones del país: Noreste, Occidente y Altiplano Centro-Norte y con posibilidades de ampliarse al Noroeste y Centro de la República.
En un tercer grupo, se ubican estados con reducciones del PIB dentro de un rango entre 5.3 y 7%: Hidalgo (7%), Jalisco (6.9%), Guanajuato (6.9%), Nayarit (6.3%), Durango (6.2%), Yucatán (6%), Colima (5.6%), Veracruz (5.4%), Ciudad de México (5.3%) y Guerrero (5.1 por ciento). Son economías en las cuales el mercado interno y las actividades esenciales son más importantes (bienes del sector primario, industrias ligeras o servicios estratégicos, como los financieros y de transporte en los grandes nodos de las ciudades de México y Guadalajara).
Finalmente, las cuatro entidades con las reducciones del PIB más bajas durante el paro parcial de los meses de abril y mayo fueron: Michoacán (3.7%), Tabasco (3.6%), Chiapas (3.6%) y Campeche (1.5 por ciento). Todas son productoras de bienes primarios y, en el caso de Tabasco y Campeche, se “beneficiaron” de la debilidad de la 4T por los combustibles fósiles, las emisiones de gases de efecto invernadero y los monopolios públicos, pues la extracción de petróleo y su refinación fueron clasificadas como actividades esenciales por el gobierno de AMLO, lo mismo que los programas y grandes proyectos de inversión de la administración.
El miércoles concluye la era TLCAN e inicia el T-MEC. Como lo que anticipamos en este mismo espacio el 8 de mayo, es altamente probable que el desplome del PIB de la economía mexicana alcance los dos dígitos. Así lo proyectan instituciones financieras públicas (FMI) y privadas (BBVA, JP Morgan). En su actualización más reciente, del 23 de junio, el FMI estima un desplome de 10.5% en el 2020.
La liga se ha estirado de más y la caldera está a punto de estallar. La estrategia de polarización política y el empecinamiento en imponer un proyecto del pasado y sin futuro, tienen al país en los linderos de una catástrofe económica, social y política de proporciones dantescas. Los meses siguientes serán definitorios para el futuro del país. Aún con un gran respaldo popular, las acciones y omisiones de López Obrador están galvanizando a una oposición pulverizada y aglutinando en su contra a sectores empresariales de México y el extranjero. Las declaraciones del embajador de Estados Unidos en México constituyen una seria advertencia y el próximo viaje de AMLO a Washington lo colocarán en una posición de alto riesgo. El escenario de su relación con el próximo presidente de esa nación, ya sea demócrata o republicano, será extremadamente complejo para el proyecto de la 4T.
*Investigadores nacionales del Conacyt, adscritos al Centro de Investigaciones Socioeconómicas de la Universidad Autónoma de Coahuila.