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Opinión

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El Mundo de estiércol: periódico de Mariano Rajoy

La relación natural entre medios y política es incómoda. De no ser así, algo anda mal.

En la noche del 27 de octubre de 2014, el ministro del Interior del Gobierno español de Mariano Rajoy, Jorge Fernández Díaz, llamó por teléfono al director del periódico La Vanguardia, Màruis Carol, para asegurarle que la información que ese mismo día había publicado el periodista del periódico El Mundo Eduardo Inda, atribuyendo al alcalde de Barcelona una cuenta bancaria en Suiza, era verdadera y debía propagarse en la edición del día siguiente.

El director de La Vanguardia investigó lo que le había dicho el ministro del Interior.

La información era falsa.

El domingo pasado, un trabajador de la Dirección General de la Policía narró a La Vanguardia la forma en que en la oficina del ex director adjunto operativo Eugenio Pino desfilaban en la pasada década algunos de los llamados “periodistas de investigación” para recoger informes casi a diario.

“Era un periodismo de ventanilla”, explica el funcionario, quien recuerda que “al día siguiente de la visita” salían publicadas esas informaciones vendidas como “grandes exclusivas”.

En 2016, el portal OK Diario, cuyo director es Eduardo Inda, publicó una nota “exclusiva”. El Gobierno de Nicolás Maduro pagó 271,000 dólares a Pablo Iglesias, en ese entonces, presidente de Podemos, en el paraíso fiscal de Granadinas.

La noticia era falsa, pero fue publicada pocas semanas de las elecciones generales. 

Uno de los policías que hizo las veces de plomero fue José Manuel Villarejo. Un personaje que patinaba sobre el estiércol que dejaba la relación entre políticos y periodistas.

Villarejo grabó absolutamente todas sus interacciones con políticos y periodistas. La cotización de las grabaciones en el mercado negro era de varios dígitos de euros.

“Villarejo ofrecía informes sin firma y sello, y decía: es que la unidad (de investigación de la policía) es tan secreta, tan secreta, que no tiene ni nombre”.

A esa unidad de investigación se le comenzó a reconocer como “policía patriótica”. Todo valía para el ministro del Interior, por el bien de España. De su España.

Uno de los primeros casos de la policía patriótica fue el informe fantasma publicado por El Mundo sobre la existencia de cuentas ocultas del expresidente catalán Artur Mas y de la familia del también expresidente Jordi Pujol. Esto fue el preámbulo de los pantallazos de las cuentas de la familia Pujol en Andorra. Poco tiempo después, Jordi Pujol reconoció que la herencia que le dejó su padre no pasó por Hacienda.

“Jorge Fernández Díaz, el hombre que no estuvo allí, que no “tocó” a los jueces, que no creó la policía patriótica (...) que no salvó el culo a Rajoy. El hombre que no, que no, que no (...)”, escribe Juan José Millás en la revista semanal de El País del pasado domingo.

¿Dormirá tranquilo Mariano Rajoy?

@faustopretelin

Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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