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Opinión

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El papel del empresariado en la participación social

La participación social del empresario es un tema que se ha diversificado en los últimos años. El sector empresarial es igual de relevante que cualquier otro sector. La responsabilidad política y social que recae en sus manos es mucho mayor que en el pasado.

La ética tiene un factor multiplicador que potencia los resultados negativos y positivos. Por lo tanto, el empresario tiene la responsabilidad social de ser ejemplo de buenos valores. Ésta es una premisa que debe llevar a cabo, en primera instancia, de manera individual.

La producción empresarial colabora mediante la creación de empleos y de bienes y servicios. Los empresarios tienen la responsabilidad de crear espacios donde las personas obtengan crecimiento personal; tratar de ser personas justas y prudentes, y promover el desarrollo social.

El empresario es un artista y su obra es la empresa. Su tarea es manejarla a partir de sus propios valores y fomentar la participación social, ya que la indiferencia es el enemigo del desarrollo de cualquier país.

Esta indiferencia social se debe, principalmente, a un desencanto propio de la modernidad que recae en los malos gobernantes. El papel de los políticos a lo largo de la historia de nuestro país es una de las grandes consecuencias de la participación ciudadana.

No obstante, esta ausencia de “fe” en las instancias gubernamentales tiene una doble función reparadora: hace que la población vuelque sus ojos hacia la empresa y se incrementen las expectativas de las personas en cuanto al papel del empresario y su colaboración. Lo anterior incentiva al empresario a trabajar a partir de buenas prácticas y apegado a una ética de transparencia.

Los modelos de negocio bien planteados son grandes contribuyentes del desarrollo económico y social. No sólo crean riqueza y satisfactores a un precio justo y razonable, sino que promueven el crecimiento personal y social.

Un modelo ético de negocio es una alternativa muy sana para combatir la pobreza; promover una sociedad mucho más justa, y crear espacios que den pauta a la transparencia.

Por lo tanto, un mercado sano e institucionalizado promueve la participación social y la construcción de una sociedad mucho más humana.

La participación del empresariado va en aumento y, al pasar el tiempo, adquiere un papel determinante en el desarrollo de nuestro país. Vivimos en una época en la que el desarrollo económico y social ya no se deja únicamente en manos del gobierno.

La población exige a los empresarios una participación lícita. Éstos asumen poco a poco una mayor responsabilidad social basada en la competencia justa. Estas dos acciones son motor de riqueza y progreso.

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