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Electromovilidad, nuevo ciclo: AMIA
México necesita tener muy claro que su industria automotriz es el sector económico más fuerte.
En contra de lo que públicamente se afirma, no son ni las remesas ni el turismo, las principales fuentes de divisas para el país.
La suma de ambas fuentes, al cierre del 2023 fue de 80 mil millones de dólares.
Mientras que la balanza comercial automotriz –es decir las exportaciones menos las importaciones– registró para el mismo año, 108 mil millones de dólares.
Ese es el dato duro que desmitifica el debate público y da una idea más clara de lo que representa la industria automotriz en México.
Adicionalmente, alrededor de la industria automotriz se ha creado una poderosa cadena de valor con 219 ramas económicas relacionadas, que representan el 80 por ciento de las actividades del país.
La industria automotriz de México además fortalece a México en la mesa de negociación del T-MEC.
¿Por qué? Porque a lo largo de los 30 años de vigencia del tratado comercial la industria automotriz en la región de América del Norte ha logrado alcanzar el 22% del comercio total.
La Industria automotriz es el componente individual más grande del T-MEC.
En este sector es en el que mayor grado de integración regional se la logrado.
Hasta ahora, la industria automotriz en la región, se ha desarrollado bajo el paradigma histórico de la combustión interna.
Ahora, el reto que enfrenta es el del tránsito hacia las nuevas tecnologías de bajas y cero emisiones, conocida como la electromovilidad.
Se presenta una nueva etapa de desarrollo para la industria automotriz para los próximos 30 o 50 años.
En el año 2026 la revisión del T-MEC será una oportunidad para que los 3 países definan las condiciones para facilitar y fortalecer la integración de la industria automotriz regionalmente.
México, como parte del bloque regional automotriz tiene que transformar su plataforma productiva y de proveeduría para avanzar hacia la electromovilidad.
Y lo tiene que hacer considerando a la electromovilidad como una oportunidad que incluya a todas las nuevas tecnologías.
Esa es la visión del director de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, Odracir Barquera.
México está en el top ten de la industria automotriz en el mundo y necesita transformarse para consolidarse.
Específicamente, la Industria Automotriz en coordinación con el gobierno mexicano tienen que revisar y avanzar en la solución de algunas complejidades para la industria.
En energía se necesita una visión más ambiciosa para facilitar el acceso a las energías renovables. De ello depende la atracción de inversiones. Las grandes empresas tienen compromisos de inversión con metas ambientales específicas. México tiene que avanzar en transmisión y distribución de energía eléctrica.
Otro elemento urgente por atender es el de la saturación de puertos, aeropuertos, cruces fronterizos y sistemas aduanales.
El año pasado se registraron un par de crisis en aduanas (en los meses de abril y junio) que afectó a más de 250 mil vehículos de exportación.
Por otra parte, se observaron dos caídas en los sistemas aduanales. La primera fue por 12 horas y la segunda por 3 días, sin exportar.
Para Barquera, el nearshoring, es una oportunidad de corto plazo, pero la electromovilidad es una oportunidad de mediano y largo plazo que representa un nuevo capítulo de entre 30 y 50 años de desarrollo del sector.
En la AMIA ven con buenos ojos que el próximo secretario de Economía, sea Marcelo Ebrard, quien tiene una clara perspectiva hacia la electromovilidad.
Las conversaciones con el equipo de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, les permite prever que habrá diálogo y avance positivo en el objetivo de fortalecer al clúster automotriz mexicano. Al tiempo.
Atisbos
El Fideicomiso de Inversión en Energía México (Fiemex) –vehículo creado por el gobierno federal para la adquisición de las 13 centrales de energía eléctrica de Iberdrola– colocó un bono histórico en los mercados internacionales de deuda, por un monto total de 1 mil 490 millones de dólares con vencimiento en 2041. Con estos recursos refinanciará el crédito a corto plazo contratado con Barclays México, BBVA, Santander y SMBC. Las Afores participarán con 857 millones de dólares con lo que la participación de Fonadin (el gobierno federal) se reduce del 100% al 64.6% para cumplir con las condiciones impuestas por la Cofece.