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Está México obligado a ayudar... ¿Gratis?
En el título me refiero a la enorme ayuda que México le está dando a Estados Unidos en cuanto a inmigración. Esa asistencia no está siendo suficiente y en Estados Unidos les gustaría verla aumentar. Pero ¿deberíamos hacer más?
En el 2023 la patrulla fronteriza estadounidense evitó que más de tres millones doscientos mil “peticionantes de asilo” entraran a Estados Unidos.
La grandes preguntas son:
- ¿En dónde quedó toda esa gente?
- ¿Están aún en México o se regresaron a su punto de origen?
- ¿Porque en México no hemos contado cuánta gente del mundo entero que no pudo entrar a Estados Unidos se quedó a vivir en nuestro país?
- ¿Porque no sabemos en dónde están en México y cuantos son?
Lo más increíble es que esos enormes volúmenes de gente que nos heredaron las fracasadas políticas migratorias de Estados Unidos no son siquiera motivo de discusión nacional en México. Y supuestamente tenemos tres candidatos presidenciales en plena campaña política.
Aquí, en Estados Unidos la situación es completamente distinta. La enorme bronca interna que hay en Washington en este fin de año es sobre qué hacer con los enormes volúmenes de inmigración mundial. Y eso sí aquí, es el tema principal de la discusión nacional.
Es obvio que Estados Unidos necesita reformar un sistema que claramente no funciona hoy; ni ha funcionado durante décadas. Pero en el 2023 el choque no es solo entre gente que favorece que haya corrientes migratorias constantes, sino entre gente con diferencias filosóficas muy profundas acerca de lo que significa admitir migrantes y sobre todo hoy, otorgar asilo.
La gente defendiendo al asilo arguye que este es un principio sacrosanto que debe existir en los países libres; y que Estados Unidos a través de su historia siempre ha dado la bienvenida a quien en su propio país está en peligro de muerte, de integridad física o de perder su libertad.
Por otra parte, en la discusión están de un lado, quienes creen que el sistema de asilo estadounidense ha sido sujeto de abusos, y que eso, ya tornó al proceso de asilo en una broma. En el otro lado del debate están quienes creen que el asilo es algo tan especial que debe ser conservado para “casos especiales”.
El gran dilema
¿Quién decide sí la desesperación de una madre centroamericana por evitar que el crimen organizado y los cárteles recluten a su hijo, o conviertan en prostituta a su hija, son razones suficientes para darle asilo a esa familia?
¿Quién decide sí la desesperación de las familias viviendo en la miseria por no tener trabajo es razón suficiente para obtener asilo en otra sociedad que sí ha sabido crear una economía fuerte?
Un tercer grupo alega que el asilo debe ser exclusivamente para quienes están en peligro de muerte en sus propios países, y están sujetos por circunstancias únicas y especiales, a momentos atípicos en sus vidas que se dan en números muy bajos cada año y no en cientos de miles.
Otras grandes preguntas que aún no tienen respuesta
¿Quién decidió que migrar a Estados Unidos debe ser la solución de los problemas de los ciudadanos del mundo entero?
¿Quién decidió que este es un problema que México debe compartir, simplemente porque su territorio es la ruta terrestre que los ciudadanos del mundo entero usan para llegar a las puertas estadounidenses?
¿Quién decidió que México va a pagar de su erario, para ayudar a que el país más rico del planeta resuelva en donde poner a la gente que no quiere aceptar?
Algo que debe quedar claro es que nada en esta vida se regala, y así, ¿de qué o porque México debe hacer el trabajo de guardia de inmigración de Estados Unidos sin ninguna compensación material?
Vamos por partes:
El sistema de asilo fue para ayudar en casos de extrema desesperación.
México ha aplicado ese asilo generosamente durante su historia. Pero ahora está siendo obligado a extenderlo a gente que nunca intento obtenerlo en México y que por lo tanto ni siquiera agradece recibirlo.
El sistema está viciado, porque ningún país tiene la obligación de proteger a los extranjeros que han forzado su entrada y su estancia, por sobre la seguridad de los habitantes del país. Y eso se puede aplicar tanto a México como a Estados Unidos por igual.
En la discusión en Estados Unidos la derecha tiene razón en una cosa con respecto a la frontera: la estrategia de la administración Biden para evitar que los solicitantes de asilo lleguen en masa a Estados Unidos no funciona y es la culpable de la crisis.
Si en el 2023 hubo más de 3 millones doscientos mil intentos de entrada indocumentada, lo más probable es que en el 2024 esos números serán todavía más altos.
La otra verdad
Cientos de miles de personas que intentan entrar a EEUU lo que quieren es dejar atrás una existencia económicamente deprimente, pero la mayoría de ellos no está huyendo de persecución, ni tampoco tiene razones para temer por su vida y/o su integridad física si regresa a sus países.
El gobierno de Joe Biden ha permitido que las peticiones de asilo sean objeto de abuso del sistema porque el asilo es la única forma “Cuasi Legal” de darle entrada a cientos de miles de personas.
¿Porque Canadá no tiene los mismos problemas migratorios?
Simplemente porque Canadá tiene un sistema migratorio actualizado y basado en satisfacer las necesidades canadienses de población y de desarrollo nacional.
Solo considere usted que Canadá otorgó residencia permanente a más de 437,000 extranjeros en 2022. Es la mayor cantidad de residencias otorgadas en un solo año.
Pero hay que tomar en cuenta que los canadienses, a diferencia de los estadounidenses, tienen un país que aún está en desarrollo y tienen necesidad de poblar grandes extensiones de territorio aún virgen.
En ese 2022, la mayoría de los nuevos residentes permanentes a Canadá fueron de la India, seguida de China, Filipinas y Nigeria. El gobierno canadiense planea aumentar constantemente los niveles de inmigración durante los próximos años, con el objetivo de aceptar ordenadamente, a quinientos mil nuevos residentes permanentes en el país cada año para 2025.
La gran diferencia entre la inmigración a Canadá y la inmigración a Estados Unidos
Canadá tiene desde 1967 un sistema de aceptación de migrantes que está basado en puntos meritorios que se usan para evaluar a los solicitantes. Solo quienes tienen algo que aportar en ese momento a Canadá son admitidos.
Estados Unidos por el contrario tiene un sistema migratorio roto. Este sistema no ha sido resuelto para permitirle absorber a su antojo mano de obra barata que haga el trabajo que ningún estadounidense aceptaría.
En Canadá la inmigración es una herramienta para alcanzar los objetivos culturales, económicos y sociales del país. Por eso los inmigrantes son incorporados a la sociedad canadiense.
En Estados Unidos la inmigración es una herramienta desordenada y que crece sin ningún programa de integración.
Canadá necesita inmigrantes, Estados Unidos necesita trabajadores, México necesita que alguien le pague en efectivo por cada migrante que absorbe.
El pueblo canadiense tiene opiniones favorables sobre la inmigración, debido a su buena experiencia con la inmigración durante décadas.
En Estados Unidos la inmigración se volvió hace años un asunto político y eso le quitó cualquier motivación para solucionarla.
La cuestión central ahora para nosotros es que, México, no siga pagando los platos rotos en una Norteamérica que tiene un comercio común, pero que rechaza incorporar en él, a un programa de empleo común. Porque, otra vez, (y perdone la repetición) la migración le sirve de mano de obra barata.
Hoy todo lo anterior es un tema de discusión en Washington. Los altos números de migrantes y las olas de gente del mundo entero agolpadas a las puertas de Estados Unidos está demandando una solución seria y urgente.
Pero francamente es difícil que Estados Unidos resuelva en su Congreso un problema tan serio, y complicado como la inmigración y el asilo. Queda solamente una sesión de dos semanas que será interrumpida por las fiestas de fin de año.
Eso quiere decir con toda seguridad, que los migrantes del mundo entero seguirán cargándose por decenas de miles en territorio mexicano. Pero México no tiene capacidad para integrar a esos migrantes accidentales en su vida económica. Tampoco tiene forma de evitar que esa gente siga creando nuevos cinturones de miseria en todas las ciudades de la frontera norte de nuestro país.
Es seguro que Estados Unidos seguirá necesitando nuestra ayuda. Por eso sería justo que cuando la pida, se encuentre con que esa ayuda debe tener un precio monetario. En primera, porque ocuparnos de absorber y reubicar a toda esa gente requiere de dinero, y en segundo lugar, porque México puede ayudar pero no está obligado a ayudar... gratis.