¿Importa la salud mental?

Una de mis hermanas es psicóloga, dice que estudió debido a que iba con el psicólogo y sentía que no la entendía, así que ahora trata de ayudar a las personas a sentirse mejor con ellos mismos. 

Una barrera en cuanto a salud mental es el estigma que todavía existe, por ejemplo, si vas con el psicólogo se sigue pensando que es porque estás loco, lamentablemente esto hace que se retrasen hasta 15 años los diagnósticos. A su vez provoca que muchas personas no tengan idea de qué es lo que les pasa, por qué les cuesta tanto levantarse de su cama, sentirse tristes todo el tiempo, ver la vida de manera pesimista.

Para muchas personas ir al psicólogo es sinónimo de estar loco, aunque el estigma ha ido cambiando, seguimos manteniendo un alto número de mexicanos que así lo piensa, pues solo 2 de cada 10 personas buscan atención psicológica. 

También es muy común que cuando vemos a alguien triste le digamos: échale ganas, ya pasará, tú puedes, la realidad es que no se puede sin ayuda.  

Trastornos mentales como la depresión y la ansiedad afectan el sistema nervioso y se manifiestan en el comportamiento, las emociones y el proceso cognitivo como la memoria y la percepción. También afecta la salud física y pueden limitar considerablemente la calidad de vida de quien lo padece y de su familia. 

La depresión está considerada como la pandemia silenciosa, por lo que no es tan fácil entenderla y poder visualizarla. En México según datos de INEGI hay 34.8 millones de personas que han experimentado algún episodio depresivo y la pandemia ayudó a que los números se incrementaran. En el primer año de confinamiento la depresión y ansiedad fue nueve veces mayor que en 2019. Según datos de la Organización para el Desarrollo Económico (OCDE), México fue el país con más personas con ansiedad 50% y depresión 28% durante el primer año de la pandemia por Covid-19. 

Para el 2021 el aumento en la depresión fue de entre 31% y 35% y para el 2022 creció un 39%. Así que los servicios de salud mental se han visto gravemente afectados y la brecha para el tratamiento de las afecciones mentales se ha ampliado (Newman Institute).

La depresión se caracteriza por bajo estado de ánimo, sentimientos de tristeza y desesperanza asociados con alteraciones de comportamiento, grado de actividad y pensamiento; se prevé que para 2030 sea la primera causa de discapacidad mental en jóvenes y adultos (INEGI).

Lamentablemente estos trastornos pueden influir en el aumento de las muertes por suicidio, pues según datos de INEGI 7,818 fueron por lesiones autoinfligidas, lo que representa 0.7% de las muertes y una tasa de suicidio de 6.2 por cada 100,000 habitantes, superior a la registrada en 2019 de 5.6; siendo los hombres los que presentan mayor incidencia.

De acuerdo con datos del gobierno federal, la brecha de atención se dificulta por el crecimiento de la demanda de servicios en relación con el bajo crecimiento en el financiamiento de operación, la escasa inversión y desarrollo de la investigación. Además, el IMSS y el ISSSTE tienen poca infraestructura y personal para la atención psiquiátrica, lo que hace que solo se atiendan problemas muy graves. Lamentablemente México no cuenta con una política pública para el tratamiento de forma integral a personas con algún problema o condición mental.

Del presupuesto en salud en México, sólo se destina alrededor del 2% a la salud mental, cuando la Organización Mundial de la Salud, OMS, recomienda que se invierta entre el 5 y el 10%. Además, el 80% del gasto en salud mental se emplea para la operación de los hospitales psiquiátricos, mientras que se destina muy poco a detección, prevención y rehabilitación.

Creo que a todos nos cuesta trabajo reconocer que necesitamos ayuda y que la salud mental juega un papel muy importante en nuestras vidas, y que es muy importante pedir ayuda, pero, sobre todo, que se invierta en la detección, porque esto ayudará a que podamos tener una vida más plena. 

*La autora es académica de la Escuela de comunicación de la Universidad Panamericana.

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