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¿Ingresos por trabajo o transferencias gubernamentales?
La economía mexicana ha mostrado un mejor desempeño respecto a lo esperado a inicios de año, y en BBVA Research México prevemos que crecerá por arriba del 3.0% en 2023; este crecimiento se explica en gran parte por la fortaleza del mercado de trabajo, que ha apuntalado el crecimiento del consumo. Este impulso ha venido en varios sentidos, por un lado, se han presentado las tasas de desempleo más bajas desde 2005, en promedio 2.8% en lo que va del año (respecto al promedio histórico de 4.2%), y un crecimiento robusto del empleo formal registrado en el IMSS que de 2020 a la fecha ha promediado tasas de crecimiento interanuales de 4.1%. A su vez se han tenido mejoras salariales relevantes. Tomando de referencia febrero de 2020 (mes previo al inicio de la pandemia), el salario mínimo real ha crecido 38.9%, el salario promedio de cotización del IMSS 11.1% y la masa salarial 18.6%, lo cual ha sido fundamental para mejorar la perspectiva de crecimiento de la economía.
En este escenario resulta relevante analizar el efecto que ha tenido a nivel de los hogares el crecimiento de los salarios y evaluar su relevancia. En este sentido, la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH, 2022) muestra que respecto a 2016, el ingreso promedio trimestral de los hogares creció sólo 0.2% en términos reales, por componentes los ingresos por trabajo crecieron 2.5% y las transferencias por conceptos de “Beneficios provenientes de programas gubernamentales” y “Becas provenientes del gobierno y de instituciones” crecieron 44.4%. Estas variaciones presentadas podrían hacernos pensar que las transferencias ahora son más relevantes para los ingresos de los hogares, lo cuál sería una conclusión equivocada. En primer lugar, es necesario puntualizar que este tipo de transferencias en 2022 apenas representaron 4.5% del total de ingreso trimestral de los hogares, mientras que el ingreso por trabajo 65.7%. En segundo término, si profundizamos y segmentamos a los hogares por decil de ingreso, lo que encontramos es que, en todos, el ingreso por trabajo no solo es el más importante, sino que ha ganado terreno respecto a este tipo de transferencias. Cifras de 2016 muestran que, por cada 100 pesos de ingreso por trabajo de los hogares del primer decil, recibieron 44 pesos por concepto de transferencias gubernamentales, mientras que, para 2020 esta razón bajó a 36 pesos. En el caso del segundo decil es más evidente la relevancia del ingreso por trabajo, en 2016 por cada 100 pesos que ingresaban a los hogares por trabajo, recibían 16 pesos por transferencias y para 2022 esta proporción bajó a 13 pesos.
Lo anterior, implica que la mejora salarial ha tenido mayor efecto sobre la mejora del ingreso de los hogares, por lo que queda demostrado que la mejor política social es la generación de empleos bien remunerados. Es probable que dado el rezago salarial aún exista espacio para que sigan incrementando, pero indudablemente no será sostenible si no se atienden los problemas estructurales de la economía mexicana; crecimientos salariales sin incrementos de productividad son insostenibles en el mediano y largo plazo. Es prioritario impulsar la inversión privada de alta generación de valor agregado y pública, que fortalezcan la infraestructura y atraigan mayores flujos de inversión, y sobre todo impulsar al capital humano que ha quedado relegado en todo el debate reciente de las oportunidades de la economía mexicana ante el nearshoring y con ello elevar la competitividad de la economía mexicana, tarea pendiente desde hace ya varias décadas.
*David Cervantes Arenillas, economista senior de BBVA México