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Internet y mundo digital del futuro
¿Usted cómo imagina un mejor mundo en línea en 2035? Esta pregunta la formuló el Pew Research Center (PRC) de Estados Unidos a 434 expertos en tecnología y también debemos ensayar una respuesta.
Existen dos posibles escenarios de la Internet del futuro: uno esperanzador y otro apocalíptico. La visión aterradora ya la ha abordado la ciencia ficción: un mundo tecnologizado, pero devastado ambientalmente y dominado por máquinas insurrectas y más inteligentes que el ser humano.
Nos toca imaginar y construir un mejor mundo digital donde los reformadores, los gobiernos, las empresas de tecnología, las universidades y los activistas aborden los problemas creados por la desinformación y el discurso digital tóxico.
Ante la dicotomía de cómo evolucionar de una legislación y regulación de la revolución industrial a otra propia de la revolución digital, la respuesta es que el nuevo régimen jurídico emanado de la transformación digital debe hacerlo mejor que en el pasado.
Los expertos en tecnología consultados por el PRC esperan un entorno digital ubicuo e inmersivo, que promueva el conocimiento basado en hechos, ofrezca una mejor defensa de los derechos humanos y proporcione herramientas y colaboraciones basadas en tecnología para resolver los problemas del planeta.
En el mundo hiperconectado del futuro las redes 5G ya se han desplegado de forma amplia y global. El funcionamiento y desarrollo normal y cotidiano de la sociedad dependerá de miles de millones de sensores omnipresentes y dispositivos conectados a redes altamente fiables, ultra veloces y de baja latencia. Será un mundo de más datos, más dispositivos y más interacciones.
Según el Institute para el Futuro, el mundo hiperconectado estará predominantemente definido por los efectos sociales, políticos, económicos y culturales que engendrará, más que por sus tecnologías.
Aunque muchos esperan e imaginan un mejor mundo digital, algunos reconocen que las empresas, los gobiernos y el público podrían interrumpir el cambio positivo en el entorno digital.
Nos conduciremos bajo una especie de Constitución o Declaración de Derechos Digitales que regirá algunas de las actividad que ocurren en el ciberespacio.
Según los especialistas sondeados, los espacios físicos y virtuales estarán completamente integrados y las tecnologías digitales serán ubicuas y transparentes porque estarán completamente integradas a nuestras vidas y entornos.
Algunos le llaman “metaverso” a este nuevo ambiente digital del mañana con nuevas interacciones inmersivas e interfaces hombre-máquina.
Se desarrollarán un conjunto de sistemas de alerta de respuesta rápida en ámbitos como salud, bienestar de la comunidad, medio ambiente, vivienda y actividades comerciales. Todo estará conectado, sensorizado y habilitado por sistemas para alertar la realidad.
Surgirán nuevos empleos y profesionales para ayudar a las plataformas de Internet a fomentar confianza, cultura de responsabilidad y comportamientos democráticos.
Prácticamente todos coinciden en que la ciberseguridad será el principal desafío del mundo hiperconectado. Proliferará el crimen en línea y una erosión de la privacidad.
Surgirán grupos de activistas en red entre los más jóvenes para presionar los cambios políticos. Esto conducirá a una mayor participación del público en la legislación, en la elaboración de normas, presupuestos y en la justicia con figuras como “jurados ciudadanos” o “imaginación colectiva”.
Aparecerán nuevas formas de propiedad digital y un nuevo régimen de derechos de autor y de propiedad adaptados a la transformación digital. En tanto que los pagos hiperconectados y digitalizados remodelarán la economía global y las instituciones financieras.
Mediante sistemas de programación, las personas gestionarán de mejor manera su tiempo, lo que llegue a su conocimiento, sus consumos y la información que compartan sobre sus actividades.
En un mundo hiperconectado y global, nacerá un hiperlocalismo y pequeñas soberanías locales tanto geográficas, de afinidades e intereses. Una especie de realidad balcanizada.
Surgirá un ecosistema educativo a gran escala para satisfacer las necesidades de aprendizaje formal e informal de las personas, en una auténtica sociedad del conocimiento.
Se robustecerá la economía colaborativa que desafiará la economía tradicional basada en la propiedad, además de los marcos regulatorios. Los modelos de suscripción y acceso suplantarán los regímenes de propiedad.
El futuro siempre es incierto y las certezas son dudosas. Pero tenemos la capacidad de anticipar y predecir. Entre los escenarios esperanzadores y apocalípticos, el futuro digital se ubica en un punto intermedio por construir. No hay duda de que el futuro será digital e hiperconectado. El desafío es construir un mejor mundo en línea que el pasado y el presente.
Twitter: @beltmondi