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La Cultura de la Paz, Miscelánea Electoral
Cuando apuntas con un dedo, recuerda que los otros tres dedos te señalan a ti.
Proverbio Inglés
Que el Mandatario adelantara la sucesión presidencial indicando sus preferencias para sucederlo también abrió la disputa por la candidatura de su partido. Mantener un permanente ánimo de campaña electoral parece ser lo prioritario para el Presidente.
Sin embargo, ese asunto resulta irrelevante en este momento para el bienestar nacional ante la gravedad de los crecientes problemas que padecen cada vez más mexicanos.
Nadie puede negar que durante el siglo XXI quienes han ocupado la Presidencia de la República, inclusive el actual Mandatario, se lo deben al mejor sistema electoral con el que contamos, a la votación mayoritaria, así como a la aceptación por la minoría divergente. Los pusimos nosotros sin imposición de nada ni de nadie, sólo del voto popular.
Por ello resulta frustrante e inaceptable que se pretendan tirar por la borda nuestras instituciones cuya construcción requirió de la participación de todos.
Durante la segunda mitad del siglo pasado se impulsó la reforma política y una nueva economía con miras a aprovechar la globalización para desarrollarnos y construir un futuro a partir de ideas claras de lo que todos queríamos y queremos: vivir mejor.
En la última década del siglo pasado se impulsó el tránsito a la democracia de manera ordenada y concertada, se fortalecieron la autonomía del Instituto Federal Electoral, ahora INE, y la libertad de expresión. En ese tránsito coincidieron prácticamente todas las fuerzas políticas de tal suerte que en 1997 se logró el triunfo que se consolidó en el 2000. Ese triunfo se tradujo en la primera transición democrática, en una Presidencia de la República que, por primera vez en 70 años, obtenía un partido distinto al que predominó durante el siglo pasado.
Desde entonces la renovación de los poderes Ejecutivo y Legislativo federales y locales, así como de los ayuntamientos ocurre prácticamente sin incidentes que lamentar.
Con las transiciones se propició que se atenuara y limitara el poder central del Presidente. Nos habíamos vuelto más libres. Construimos nuestra democracia, pero no aprendimos a utilizar sus elementos como el diálogo, el debate, la crítica, y la tolerancia ante la pluralidad. No hemos sido capaces de adoptar una cultura de la paz que nos permita negociar, escuchar al otro ni dirigirnos al desarrollo tan anhelado para todos y por todos.
La obsesión destructiva del Presidente forma parte de la tragedia nacional que ha hecho de México un país cada vez más pobre, más inseguro, más contaminado, más insalubre, más polarizado y políticamente más dividido.
Los resultados electorales de 2021 modificaron la composición de la Cámara de Diputados, Morena y sus partidos satélites dejaron de tener la mayoría calificada. A partir de entonces la operación de la Cámara requería de un arduo trabajo político que permitiera la construcción de acuerdos a partir del diálogo. Sin embargo, la mayoría oficialista y el inquilino de Palacio han venido menospreciando a la oposición confiando en su hegemonía que no resultó ser inquebrantable.
La iniciativa que recientemente enviara el Presidente a la Cámara de los Diputados parece ser una miscelánea electoral con la que —de ser aprobada— se distorsionaría la forma de integrar los órganos y árbitros electorales y centralizaría su operación. También pretende eliminar cargos de elección popular locales y municipales por lo que reduciría ámbitos de competencia a los congresos locales y lastimaría, por tanto, al federalismo.
Contiene algunos elementos que parecen atractivos. Sin embargo, a lo largo de la iniciativa es evidente su propósito principal: eliminar las instituciones públicas que garantizan el juego democrático libre, independiente y en igualdad de condiciones para subordinarlas al Ejecutivo.
Es ilógico que el Mandatario ignore que es improbable que su iniciativa de miscelánea electoral sea aprobada por el Constituyente Permanente. Es predecible que difundirá su versión del rechazo de su iniciativa por los legisladores demócratas con el objeto de confundir a la ciudadanía y ponerla en contra del INE y así tener pretexto para debilitarlo más. Por ejemplo, disminuyendo los recursos en los presupuestos de egresos, como ocurrió este 2022, en el que se redujeron, por instrucciones del Presidente, sin fundamentos técnicos ni legales los recursos para el INE. De tal suerte que se obstaculizara el cumplimiento de las responsabilidades que la ley exige a esa institución autónoma. Lo sorprendente es que este año debía organizar la consulta de revocación de mandato, que sólo interesó al Ejecutivo y a sus seguidores, así como las elecciones locales que se celebrarán el próximo 5 de junio en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas. A pesar de que la oposición muestra partidos políticos poco articulados, sin discurso y alejados de las ideas, se confía en que su participación tenga éxito. No se pierda de vista que, muy probablemente, el crimen organizado contribuirá a una mayor distorsión de estos comicios.
Nuestra democracia está en riesgo en una atmósfera de intolerancia y de odio, de envidia, de maledicencia y de condena, que no corresponde a una alternancia normal.
En apego al Estado de Derecho las elecciones han de ser libres, justas y auténticas. La ciudadanía -con su voto- ha diseñado equilibrios y exige diálogo y cordialidad.
Nos urgen medidas para que demos pasos hacia adelante, no hacia atrás, por eso en el ámbito de la cultura de la paz insistimos en lo esencial que es darnos la oportunidad de una transformación cultural para que la solución a las controversias o conflictos se puedan encontrar con la participación directa de los involucrados y de esa forma se construya un mejor futuro.
Apostemos a generar una verdadera cultura de avenencia en la sociedad e involucrarla en la cultura de la paz.
*El autor es abogado, negociador y mediador
Twitter: @Phmergoldd