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Opinión

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La cuidadosa voz de un banco central

Dejar que la política monetaria restrictiva haga su trabajo, esas fueron las palabras del presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Jerome Powell, dichos que el martes pasado provocaron algunas presiones en los mercados que quisieran ver ya el inicio de un relajamiento en el costo del dinero.

Para el miércoles, el reporte de la inflación de abril en Estados Unidos, que registró un nivel anual de 3.4%, en línea con lo esperado y con una ligera baja tras dos meses consecutivos de incrementos, mostró que, efectivamente, una política monetaria restrictiva tiene que hacer su trabajo.

Powell es parte de toda una institución monetaria y no tendría derecho a descalificar la política monetaria de su banco central. Al contrario, se asume como líder de un grupo de expertos que han decidido mantener las tasas de interés altas, con un discurso intransigente, con el objetivo muy claro de anclar las expectativas inflacionarias a la baja.

Eso sí, se da el lujo de pronosticar que durante este segundo trimestre los índices inflacionarios podrían mostrar menos presiones que las que se vieron al arranque del año.

El dato de ayer prueba que, al menos el mes anterior fue correcta esa apreciación.

Pero, con todo que la Fed tiene que velar por el pleno empleo, su Presidente no se pone a prometer que en la siguiente reunión podrían considerar una baja en el costo del dinero.

Si Jerome Powell se atreviera a adelantar que bajarán las tasas, a pesar de que el Comité de Mercado Abierto discutió y acordó mantener las tasas sin cambios y con un discurso que respalde la política monetaria restrictiva, lo primero que perdería es credibilidad.

Otra vez, las palabras de Powell fueron claras, hay que dejar que la política monetaria restrictiva haga su trabajo.

La Fed tendría razones para apuntalar algún optimismo respecto a un costo menor del financiamiento, porque ese banco central tiene la misión dual de cuidar el poder de compra de su moneda, el dólar, y de procurar el pleno empleo.

Sin embargo, un buen banquero central no se puede dar el lujo de hacer declaraciones a la ligera y pasar su opinión como postura de la institución y mucho menos si se trata de la cabeza del banco.

Un buen banquero central no está para tener contento al poder, algunos Presidentes quisieran tasas más bajas para impulsar el crecimiento, otros quisieran tasas más altas para que se acelere la baja inflacionaria.

Jerome Powell fue propuesto por Donald Trump como titular de la Fed y rápidamente se peleó con él por algunas de sus decisiones.

Hoy, si la política monetaria se mantiene restrictiva y la economía no se desacelera tanto, el principal beneficiario sería el presidente Joe Biden, porque la inflación está más arriba en las preocupaciones de los electores que votan en noviembre.

Entonces, si un banquero central tiene que respaldar las políticas que se asumen de manera conjunta en sus bancos, si tienen la obligación de respaldar la decisión que se tome, en este caso de mantener una política restrictiva por más tiempo, y si no debe importarles agradar al poder, ¿qué hace la gobernadora del Banco de México, Victoria Rodríguez Ceja, prometiendo bajas en las tasas tan pronto como el próximo mes?

ecampos@eleconomista.mx

Su trayectoria profesional ha estado dedicada a diferentes medios. Actualmente es columnista del diario El Economista y conductor de noticieros en Televisa. Es titular del espacio noticioso de las 14 horas en Foro TV.

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