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La gobernanza en el Sistema Nacional de Salud en México
La gobernanza implica proteger el interés público y requiere de acción tanto en la política pública como de lineamientos técnicos claros; ésta será la que concilie a la demanda de recursos, que serán limitados y en circunstancias siempre cambiantes; por lo tanto, es uno de los componentes más críticos y complejos de cualquier sistema de gobierno. Si esto lo llevamos al ámbito de la Secretaría de Salud, como autoridad federal, deberá de ejercer su rectoría y liderazgo para coordinar, regular y articular las acciones de los diferentes actores del sistema de salud, con el fin de garantizar el derecho a la protección de la salud de toda la población mexicana. Una tarea que se antoja deseable, y de entrada compleja; sobre todo requerirá del aval de la titular recién electa del Ejecutivo a nivel federal.
La salud pública es un pilar fundamental para el bienestar de la sociedad mexicana. En un mundo cada vez más interconectado y complejo, la manera en que se gestione y dirija la salud pública ha cobrado una importancia sin precedentes. En este contexto el concepto de Gobernanza en Salud Pública se nos presenta como una necesidad de la mayor relevancia, una con un enfoque integral que busque optimizar la toma de decisiones clínicas, técnicas y presupuestales relacionadas a la salud pública, la implementación de las políticas sectoriales de observancia obligatoria y la coordinación de esfuerzos en el ámbito de la salud colectiva más allá de la gestión de la propia Secretaría de Salud.
De tal que, la gobernanza se refiere al conjunto de procesos, estructuras y mecanismos a través de los cuales se toman decisiones, se implementan políticas y se gestionan recursos para promover y proteger la salud de la población mexicana.
Este concepto va más allá de la administración gubernamental, abarcando la interacción entre actores diversos, que incluyen instituciones públicas, cámaras empresariales, organizaciones de la sociedad civil e inclusive del poder legislativo. Esta definición enfatiza la naturaleza colaborativa y participativa de la gobernanza, reconociendo que la salud pública es una responsabilidad compartida que requiere la acción coordinada de múltiples sectores.
Hay conceptos, que si bien pueden parecer básicos implican definiciones y requieren la coordinación, que bajo un liderazgo solido se pueda ejecutar desde la Secretaría de Salud, acompañándose de autoridades sanitarias como el Consejo de Salubridad General y de la regulación de la COFEPRIS; conceptos como la participación multisectorial, esto incluye educación, medio ambiente, agricultura, transporte y otros sectores que tienen un impacto directo o indirecto en la salud de la población. Transparencia y rendición de cuentas, esto es crucial para mantener la confianza y garantizar el uso eficiente de los recursos. Equidad en salud priorizando la reducción de las desigualdades en salud, asegurando que todas las personas, independientemente de su estatus socioeconómico, tengan acceso a servicios de salud de calidad. Enfoque basado en evidencia, promoviendo la investigación y el uso de datos para informar la toma de decisiones. Coordinación intersectorial, la definición de las interacciones entre diferentes los niveles de gobierno y los distintos sectores es esencial para abordar los determinantes sociales de la salud.
La gobernanza ejecutada de forma integral mejorará los resultados de salud, facilitando la implementación efectiva de políticas y programas de salud pública, lo que se traduce en mejores resultados de salud para la población haciendo un uso eficiente de recursos disponibles, que como sabemos es limitado.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas establecen en el punto número 3: "Salud y Bienestar", metas específicas relacionadas con la gobernanza en salud, como el fortalecimiento de la capacidad de alerta temprana y reducción de riesgos.
Hay beneficios implícitos como el fomento de una cultura de salud en la sociedad. Al promover la participación de los actores antes mencionados en la toma de decisiones sobre salud, la gobernanza efectiva ayuda a crear un sentido de responsabilidad compartida por la salud pública, esto llevará a cambios positivos en los comportamientos de salud a nivel individual y comunitario, contribuyendo a la prevención de enfermedades y la promoción de estilos de vida saludables.
Una gobernanza sólida permitirá, además, que el sistema nacional de salud sea más adaptables y capaz de responder eficazmente a crisis sanitarias, como pandemias o desastres naturales. Esta resiliencia se traduce en una mayor capacidad para mantener los servicios esenciales de salud incluso en condiciones adversas, lo que a su vez contribuye a la estabilidad social y económica. Un aprendizaje reciente que no debemos obviar.
El tema da para una discusión mucho más extensa, en la que podríamos hacer un análisis profundo de algunos criterios que la Organización Mundial de la Salud ha definido como determinantes en el diseño de una gobernanza efectiva en materia de Salud Pública, pero baste de momento decir que es un concepto multifactorial y dinámico que juega un papel crucial en la protección y promoción de la salud de la población.
A medida que enfrentamos desafíos de salud cada vez más complejos y globalizados, la importancia de una gobernanza efectiva en salud pública se vuelve cada vez más evidente, sus beneficios se extienden más allá del sector salud, contribuyendo al desarrollo sostenible, la equidad social y la resiliencia de las comunidades.
Hoy cierro con una frase que se atribuye a Francis Fukuyama: “Una buena gobernanza no sólo hace que un gobierno sea eficaz sino también legítimo."
*El autor cuenta con 25 años de experiencia en el sector de la salud en México y Latinoamérica, fue socio fundador de una consultoría enfocada en el análisis de las políticas públicas en salud, salud digital y sostenibilidad. Y actualmente se dedica a la gestión de asuntos corporativos en materia de salud para la industria farmacéutica.