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Opinión

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Las exportaciones del Occidente de México

La diversidad productiva y de la base exportadora de la región Occidente de México le han permitido mejorar su desempeño económico y la fortalecen para enfrentar los impactos de la pandemia por Covid-19 en el mercado externo. Las ventas foráneas de esta región sustentan poco más de la cuarta parte (26.2%) del valor de su producción bruta. De igual forma, soportan un poco más de la quinta parte de su PIB (22%) y del ingreso disponible en sus hogares (20.4 por ciento). Por lo anterior, las actividades exportadoras son de alta relevancia para la vida productiva de esa parte del territorio nacional, conformada por los estados de Colima, Jalisco, Michoacán y Nayarit.

Dependiendo de la aportación de las exportaciones a las variables referidas arriba, clasificamos las regiones y entidades de México en cinco categorías: Muy alta (MA), Alta (A), Media (M), Baja (B) y Muy baja (MB). En el primer grupo (MA), se encuentran las economías de las regiones de la frontera norte (noroeste y noreste) y la Golfo-Sureste, ésta última en razón de las exportaciones petroleras; en el segundo (A), el Altiplano-centro-norte y la región Occidente; en el tercero (M), la región centro y en el cuarto (B), la sur. Ninguna región del país se ubicó en el quinto nivel (MB), lo cual muestra el grado de penetración alcanzado por las exportaciones en las actividades productivas del país.

Al interior del Occidente encontramos estados para los cuales sus ventas foráneas son de baja importancia relativa, como Nayarit (8.3% del producto bruto, 8.1% del PIB y 7.5% del ingreso de los hogares) y Colima (11%, 10.5% y 10.2%, en las mismas variables y orden). También identificamos una entidad para cuya economía las ventas foráneas tienen mediana relevancia; Michoacán (15.4% de su producción, 13.9% del PIB y 11.7% del ingreso disponible). Finalmente, Jalisco, cuya capital es el nodo dominante en la zona, posee una economía en la cual las ventas foráneas tiene alto significado, pues de las mismas depende más de la cuarta parte de su producción (26.7%), 21.8% de su PIB y poco más de 1 de cada 5 pesos del ingreso de los hogares (20.7 por ciento). La presencia de esta entidad en la región es muy elevada, pues aporta casi dos tercios del PIB y cerca de 9 de cada 10 dólares obtenidos por la venta internacional de bienes y servicios.

Las exportaciones de la industria electrónica siguen siendo las más importantes para la región Occidente, pues concentran más de un tercio del impacto de las ventas foráneas en el valor de su producción. Al igual que en el resto del país, su dinámica bajó considerablemente desde inicios del milenio por la competencia asiática en el sector. Sin embargo, el Occidente de México ha logrado contener la caída de su participación en las exportaciones totales del país (5.8 por ciento). Esto ha sido posible gracias al dinamismo en las ventas externas de otros bienes y servicios (del sector primario; de las industrias de alimentos y bebidas; los productos químicos, del plástico y del hule; productos de minerales no metálicos; productos metálicos; maquinaria y equipo; otras manufacturas; productos de papel e impresión), todos con crecimientos superiores al promedio nacional. De esta forma, la región tiene participaciones en las exportaciones superiores al peso relativo de su población en los siguientes sectores: Industria alimentaria; de las bebidas y tabaco; del plástico y del hule; así como en la electrónica.

La diversidad sectorial y de la base exportadora del Occidente de México le han permitido mejorar su desempeño económico relativo en el plano nacional. Por un largo periodo, que abarca desde 1980 hasta el 2009, las tasas de crecimiento real de su PIB (2% anual) fueron ligeramente inferiores a las del conjunto del país (2.2 por ciento). En años recientes (2010-2018) la tendencia se ha invertido, pues mientas el Occidente crece a ritmos de 3.3% al año, el promedio nacional fue de 2.7 por ciento.

La presencia en la base exportadora regional de productos del sector primario y de las industrias de alimentos, las bebidas y el tabaco, cuya demanda relativa se ha acrecentado durante la pandemia, proporcionan al Occidente de México un contrapeso a la contracción de las exportaciones de productos electrónicos y de la fabricación de equipo de transporte, amortiguando los efectos adversos de la contracción de las ventas internacionales.

Si a finales del 2020 la región enfrenta un escenario en el cual las exportaciones automotrices y de productos electrónicos caen 30% y 20%, respectivamente, mientras las ventas al mercado exterior de productos primarios y alimentos procesados aumentan 10%, su impacto recesivo sobre el valor de la producción sería de -2.1%, sensiblemente menor al que enfrentarán las regiones del norte de la República (noroeste, -5.1% y noreste, -6.1%) y el Altiplano centro-norte (-3.8 por ciento).

Al interior de la región, frente a un panorama como el proyectado arriba, solamente el estado de Jalisco resentiría un efecto negativo en el valor de su producción, pues Colima, Michoacán y Nayarit tendrían un crecimiento en esa variable de 0.1%, 0.2% y 0.4%, respectivamente. La contracción de la producción bruta en Jalisco sería de -2.7%, aún inferior a la estimada para las economías del norte y el Altiplano centro-norte del país.

La diversificación sectorial de la producción y de las exportaciones mejora el desempeño económico, ¿cómo logarlo en una economía expuesta al comercio internacional? Impulsando la competitividad sistémica de las empresas establecidas en México que compiten y cooperan en cadenas de valor que ofertan bienes y servicios. La participación nacional en esas cadenas puede o no ser relevante en el ámbito internacional y las mismas pueden estar más o menos articuladas con el mercado mundial, pero en todas es importante mejorar sus condiciones de eficiencia económica en el territorio nacional, pues de ello dependerá la posibilidad de incrementar la generación local de valor agregado, es decir de riqueza. Pretender distribuir la riqueza de un país ignorando lo anterior, es como el vaquero que osa ordeñar a una vaca flaca y sedienta.

*Investigadores nacionales del Conacyt, adscritos al Centro de Investigaciones Socioeconómicas de la Universidad Autónoma de Coahuila

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