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Opinión

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Las vicisitudes de la inflación y la afectación a los hogares

Foto EE: Rosario Servin

Una vez superados los estragos más severos de la pandemia, las economías a nivel global empezaron el camino a la reactivación, sin embargo, éste ha estado lleno de obstáculos y choques económicos inesperados que han mantenido a la economía global con un alto nivel de incertidumbre que prevalecerá en el corto plazo dado el contexto económico – ej. inflación, desaceleración, etc.- y político a nivel global como es el caso del conflicto de Ucrania y Rusia.

Un aspecto relevante que debemos distinguir es que, a pesar de que la inflación ha sido un fenómeno generalizado, los factores que la explican no son homogéneos, y no solo porque la inflación se mide e integra de manera diferente dependiendo de cada país, sino porque el desempeño de ciertos componentes puede afectar la formación de precios de manera diferenciada. Un claro ejemplo es Estados Unidos y México. En el primer caso, 4.4 puntos porcentuales (pp) de la inflación interanual de julio (8.5%) se explican por la variación de los precios de los energéticos y del costo de renta de las viviendas; a diferencia de México, donde 4.1 pp de la inflación de julio (8.1%) corresponden a variaciones de los precios de mercancías alimenticias y de productos agropecuarios. 

Tener presente que actualmente las causas de la inflación son heterogéneas y equilibradas entre factores de oferta -ej. problemas de abastecimiento, costos de transporte, etc.- y demanda -ej. mayor consumo asociado a la reapertura, estímulos fiscales como fue el caso de EE.UU., etc.- nos ayuda a entender en parte la razón por la cual la efectividad de la política monetaria puede tener un mayor rezago y/o menor efectividad en el corto plazo. En este sentido, y en el caso particular de México, el afán de intentar controlar el proceso de formación de precios con una política monetaria que lleve a la tasa de interés de referencia a un terreno excesivamente restrictivo, en un contexto en el que las expectativas de inflación de largo plazo se mantienen bien ancladas, puede tener efectos contraproducentes y colocarnos en un proceso de desaceleración económica afectando a la inversión y el consumo, estableciendo condiciones crediticias que debiliten el camino a recuperar los niveles de PIB prepandemia, con el mayor impacto negativo sobre los hogares de menores ingresos que han sido los más afectados por la elevada inflación.

En este sentido, en el último informe trimestral del Banco de México se señala que, derivado de este proceso inflacionario, 8 de cada 10 hogares han sufrido un incremento en su canasta de consumo de hasta 17%; en donde el 20% de los hogares con menores ingreso han sido los más afectados con un crecimiento mayor en 1.7 pp respecto al último quintil. Este impacto negativo en los hogares prácticamente es permanente ya que a pesar de que eventualmente el ritmo de crecimiento de la inflación será más cercano al rango objetivo de Banxico, no regresaremos al nivel de precios previo, por ello es necesario, una vez superado estos niveles de alta inflación, trabajar en la recuperación del poder adquisitivo de los hogares más pobres con medidas como el impulso al salario mínimo que aún presenta rezagos importantes.

A pesar de la incertidumbre y de las múltiples afectaciones de la pandemia del Covid-19, la economía mexicana tiene grandes oportunidades en el mediano plazo para borrar las cicatrices de la crisis sanitaria, siempre y cuando se aprovechen las oportunidades que se han generado en esta coyuntura, como es integrarse al proceso de relocalización o nearshoring, generación de energías limpias, etc., y configurar una economía que de manera sostenible eleve los niveles de ingreso de los hogares.

*El autor es economista senior de BBVA México.

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