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Opinión

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Medios inermes, periodistas agotados

Supermán, nacido en 1938 de la mano de Jerry Siegel y Joe Shuster, luchaba por la verdad y la justicia, lo cual era loable misión que entusiasmó no sólo a millones de personas en Estados Unidos, sino también alrededor de todo el mundo, hasta que nos quedó claro que luchaba por la verdad y la justicia de los Estados Unidos de América, que no siempre (casi nunca) corresponde con la verdad y la justicia de otros países, incluso aliados.

Así es la prensa y los medios en los países democráticos, luchan por la verdad y un periodismo libre, pero tienen intereses y estos, generalmente, pueden más. Por cierto, no soy un ingenuo que cree en esos valores en abstracto, sé que los intereses existen y se valen, lo que no se vale es ocultarlos o disimularlos porque entonces se traiciona la esencia del periodismo. 

Con esto en mente, echemos una mirada a la prensa y los medios noticiosos en México. Su historia durante el priismo de antes de 1988 no es muy buena. Con algunas excepciones de periodistas y medios, generalmente se mostró obsecuente cuando no lacayuna. Eran los tiempos en que una llamada de Gobernación bastaba. Creo que desde 1988 esta situación comenzó a cambiar, primero con lentitud y después de 1994, el año del levantamiento armado y los asesinatos políticos, se aceleró. Desde 2018, el gobierno de López Obrador ha metido reversa y nos quiere regresar a los tiempos más oscuros del periodismo.

Miente López Obrador cuando dice que antes no se criticaba a los presidentes. Cualquier visita a una hemeroteca mostraría que Zedillo fue criticado por la crisis económica y el FOBAPROA. Fox comenzó a perder su bono democrático a los seis meses cuando estalló el ahora nimio escándalo conocido como toallagate. Cada vez que abría la boca, lo tundían hasta que nombró a un vocero que decía lo que el mandatario había querido en verdad decir. A Calderón también le tocó. Muchos de los ahora colaboradores silenciosos de AMLO lo criticaron en medios impresos y electrónicos por sus grandes errores relacionados con la “guerra” contra el crimen organizado. A Peña le fue mucho peor, de ignorante y pendejo no lo bajaban, a veces con escarnio y odio. 

Pero, ¿las críticas al poder y a los poderosos son parte consustancial del periodismo? Mucho me temo que sí. Muchos filósofos y periodistas han dicho lo siguiente, pero retomo las palabras de la periodista española Carmen del Riego que, en 2013, fue la primera mujer presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid: “El periodismo debe ser un contrapoder, pero no un poder que tenga como única intención acabar con el poder establecido. El periodismo y el periodista debe ser incómodo con el poder, pero también con la sociedad, con los ciudadanos, diciéndoles también a ellos que no todo lo que hacen está bien, que no pueden exigir a los demás lo que no se exigen a ellos mismos”.

No es una novedad señalar que a ningún político o personaje poderoso en el mundo le gusta el papel de la prensa y los medios críticos, pero en los últimos tiempos, además de las presiones y amenazas bajo cuerda que eran usuales, se han manifestado abiertos enfrentamientos entre estos dos grupos. 

Trump y López Obrador enseñaron un estilo de agresión y descalificación contra la prensa, llegaron a donde ningún otro mandatario se había atrevido: el ataque personal y la ilegalidad. Eso abrió camino para los republicanos y la grey de AMLO. Se golpea y se desmorona lentamente la libertad de expresión, pero esto no es lo peor, ya lo he dicho. Lo peor es que se da ante la indiferencia ciudadana o, inclusive, con su anuencia. Como ejemplo tenemos el caso de empresas que han abandonado el combate al cambio climático debido al ataque de los conservadores. Algo parecido a lo que ocurre aquí con los conservadores del gobierno morenista. 

¿Cuál es el panorama actual de la prensa mexicana? Creo que muchos medios comienzan a cambiar para no confrontarse con el enorme poder del presidente López y están dejando solos a un puñado de periodistas y analistas que resisten desde varios puntos del espectro político, pero que ya acusan cansancio, hartazgo y miedo. 

Los medios no se defienden ante las acusaciones falsas que les hace el mandatario desde su púlpito. Por cierto, no es periodismo gonzo corregir al presidente en sus mentiras o subrayar las múltiples muestras de ignorancia o los dislates que dice a diario. Lo que sí es contraproducente es seguir pasando por el salón de belleza las mañaneras, pulirlas para que no resalten los errores, calumnias y omisiones; las violaciones a la ley y las canalladas. 

Como dicen en el barrio: ni metieron las manos durante la paliza.

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