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¡Por sus fueros!
Durante más de cinco años Elba Esther Gordillo litigó en los tribunales de la Federación para acreditar la inconsistencia jurídica de las acciones desplegadas en su contra por la Procuraduría General de la República, mas no para demostrar su inocencia, ni para desvirtuar los hechos que le fueron imputados. Es decir, las conductas sancionables por las leyes penales existieron, pero los errores infantiles de la Fiscalía permitieron que la maestra quedara absuelta.
Existen incógnitas sobre los motivos de su liberación. Ocurre en el ocaso del gobierno del presidente Enrique Peña, a quien no beneficia este suceso. La maestra Gordillo fue aliada de López Obrador en la reciente carrera presidencial, es de suponerse que el futuro mandatario asumió el compromiso de otorgarle su libertad. Sin embargo, ¿pueden imaginarse la reacción de la opinión pública si esto hubiera ocurrido después del 1º de diciembre? Evidentemente el trabajo sucio debía realizarse en esta administración.
Durante el desarrollo de su juicio, la maestra solicitó prisión domiciliaria, argumentando su delicado estado de salud. Se anunció que tenía padecimientos hepáticos y renales crónicos, además de hipertensión. En el 2015 cumplió 70 años y ello también le permitía obtener ese beneficio. Tales manifestaciones hacían suponer que estaba muy disminuida; no obstante, reapareció públicamente el lunes pasado y pudimos apreciar a una mujer férrea, amenazante, de gran entereza física y revitalizada. No se trata de la mujer enferma y avejentada que imaginábamos. La lideresa vitalicia del SNTE hizo alusión a la causa de todos sus males: la reforma educativa, que a su decir “se ha derrumbado”.
Ese mismo lunes, en Palacio Nacional, se efectuó una reunión entre los presidentes Peña Nieto y López Obrador, acompañados de sus respectivos gabinetes. En ese acto, el próximo mandatario reiteró que cancelará la reforma educativa, que no intervendrá en asuntos internos de sindicatos, que Elba Esther podrá ejercer sus derechos y serán reconocidos. Coincidente con las declaraciones realizadas por la maestra horas antes. Preocupante.
Arrebatar de las manos del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y de la Coordinadora la rectoría de la política educativa tuvo elevados costos, pero el hecho de que en la actualidad los niños y niñas de Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas tienen clases con regularidad es un logro incuestionable. No podemos olvidar cómo fue durante los sexenios de Fox y Calderón, prevaleció la anarquía y la educación fue secuestrada a costa de la preparación y el desarrollo de los estudiantes de aquellas regiones marginadas.
A casi cinco años de la promulgación de la reforma educativa, los maestros, agremiados principalmente en el SNTE, asumieron que la creación del Servicio Profesional Docente fue el camino adecuado para reconocer sus méritos, de igual manera que los concursos de oposición son la ruta ideal para el acceso a plazas y ascensos, pues así terminan las herencias y los privilegios que otorgaba el sindicato, ente que monopolizaba indebidamente la facultad de decisión.
La reforma educativa ha estado en riesgo desde que su revocación se convirtió en bandera electoral de Morena. Lo mismo sucedió con la energética; sin embargo, han empezado a surgir algunos defensores, como es el caso de Manuel Bartlett. Esperemos que la razón alcance a la educación. El presidente electo de por sí ya tendrá muchos problemas qué afrontar a partir del próximo 1º de diciembre, es innecesario patear el avispero.
La caja de Pandora amenaza con abrirse sola, encierra un poder incontenible y encolerizado, nada prometedor.