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Opinión

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¿Qué democracia?

La etapa de la transición democrática, pensemos que comenzó con las transformaciones institucionales de 1994, trató de construir en México una democracia liberal, pluralista. Es el modelo que más me gusta de democracia, pero lo cierto es que  nunca terminamos de transitar hacia él. Esto condujo a que se volviera una democracia de papel plagada de injusticias a ras de piso, y eso importa.  La gente nunca vio los “beneficios” de dicho régimen, por ejemplo (apenas ofrezco dos casos, pero significativos), se disparó la violencia y el salario mínimo siguió estancado. Las instituciones que se construyeron no lograron algo fundamental en todo diseño institucional: el aprecio de los ciudadanos, en buena medida porque, como digo, sus resultados no transformaron la vida de las personas (al INE lo pondría en saco aparte: las elecciones funcionan sin sobresaltos, exceptuando 2006, que fue muy cerrada).

Hoy estamos ante la posibilidad de que el gobierno entrante culmine el cambio de régimen que propuso López Obrador, que modificará las instituciones como las conocemos, especialmente a los entes autónomos (INE, Inai, reguladores) y a las que imparten Justicia y revisan el cumplimiento de la Constitución (¿votaremos jueces y magistrados). La pregunta que me hago es si se buscará un consenso entre las fuerzas políticas y las organizaciones y movimientos sociales (pluralismo) o se utilizará la mayoría que les dieron las urnas para transformar las reglas sin voltear a ver a las minorías. Por la forma en la que queda el mapa político esta decisión dependerá solamente de la coalición mayoritaria, veremos si quieren transitar a una democracia hegemónica o fortalecer, con cambios institucionales, la democracia liberal (por definición pluralista) que la transición quiso consolidar, pero que no pudo (entre otras cosas por autoritarios, corruptos y  cínicos). 

La presidenta electa tiene en sus manos la posibilidad de acercarse a los derrotados para intentar construir consensos transformadores, respaldada por toda la legitimidad que le dan los votos. O puede pensar, como ya escuché decir a varios, que las urnas (54.1 por ciento para diputados, donde Morena sin coalición tiene 40.4 por ciento de los votos) ya expresan consenso. Esta idea es falsa, consenso es acuerdo consentido por parte de todos los miembros de un grupo. Querer hacer pasar mayoría por consenso es autoritario. Entiendo que ante la soberbia de unos: desde Salinas que ni veía ni escuchaba, pasando por Fox, Calderón y los nuevos pequeños soberbios  (Taboada y su #YaSeVan, por ejemplo) se tienda, como péndulo, a la soberbia. Pero también pueden optar por buscar una transformación plural y no hegemónica (cabe apuntar que las democracias hegemónicas suelen terminar en tiranías). ¿Lo harán? Está por verse.

X: @munozoliveira

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L.M. Oliveira es escritor. Autor de "El mismo polvo" y "El oficio de la venganza". Es Titular A en el Centro de Investigaciones sobre América Latina y El Caribe.

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