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Opinión

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¿Que pasó con la transición a vehículos eléctricos?

Hace un par de años, parecía que los coches eléctricos (EVs) y la electromovilidad se iban a comer al mundo. El motor de combustión interna (ICE) parecía obsoleto, como el DVD, destinado a desaparecer en lo que quedaba de la década. Pero hoy, esto no parece ser el caso.

Inicialmente, las grandes compañías anunciaron inversiones multimillonarias para migrar su producción por completo a EVs. Las grandes estadounidenses –Ford y GM– tenían planes ambiciosos: GM proyectaba producir 400,000 EVs este año, mientras Ford planeaba migrar su exitosa F150 a la F150 lightning eléctrica en una apuesta de miles de millones de dólares. Además, VW y BMW también planeaban abandonar los coches con motores de ICE para finales de la década. En esta tendencia, Tesla, considerada la empresa más innovadora, alcanzó un valor de mercado de casi un billón de dólares a finales del 2022.

Pero esta euforia parece haberse enfriado. Las tendencias indican que la transición a los EVs es real, pero no está sucediendo a la velocidad que algunos quisieran. Los ejemplos abundan. Ford redujo sus objetivos de la F150 lightning por una menor demanda que la esperada. Por su parte, GM abandonó su objetivo de 400,000 EVs vendidos en este año por baja demanda y preocupaciones de rentabilidad, retrasando varias inversiones y abandonando una sociedad que habían creado con Honda. BMW anunció que espera un aumento en las ventas de EVs, pero a un menor ritmo. Además, Tesla, la otrora joya de los inversionistas, es la única empresa del selecto grupo de mega caps tecnológicas cuya acción ha tenido rendimientos negativos en 2023 y 2024. Su valor actual, 574,000 millones, es la mitad de lo que llegó a ser su máximo.

¿Qué pasó?

Hay tres grandes fenómenos en juego. 

El primero son los automóviles chinos. Como lo describí hace algunas semanas, los autos chinos, tanto de ICE como eléctricos, se están comiendo al mundo. Desplazaron casi por completo al resto de los fabricantes en el mercado chino, el más grande del mundo, lo que llevó al resto a atemperar sus expectativas de demanda. Ahora buscan entrar a otros mercados, donde, a pesar de que enfrentarán obstáculos comerciales, mantendrán una ventaja de costo. BYD ya superó a Tesla en número de unidades de EVs vendidos.

El segundo, y relacionado a esta ventaja de las armadoras chinas, que también tiene Tesla, es que las grandes armadoras se dieron cuenta muy tarde que están muchos años atrás tecnológicamente. Hacer un EV sin los conocimientos necesarios es mucho más caro, y las armadoras tradicionales no los saben hacer de forma rentable.

Finalmente, ha habido una caída en el ritmo de crecimiento de la demanda. Hay que recordar que estamos hablando de la segunda derivada; la demanda sigue creciendo y mucho, pero no a los ritmos de crecimiento anteriores. Esto se debe a diversos factores como la ansiedad de rango, la falta de cargadores y la falta de estandarización de estos, y en general, un menor entusiasmo por los EVs.

Esto no quiere decir que esta tendencia haya muerto, solo que se ha transformado. En México, nuestras políticas industriales deben tener todo esto en cuenta. Por una parte, para entender cómo, y si es posible, transformar nuestra capacidad productiva de ICE a EV y definir una política clara hacia la electromovilidad. Como lo han planteado diversos expertos, con los retos de generación y transmisión que tiene México, es mejor pensar en un modelo escalonado que pase por los híbridos antes de llegar por completo a la electrificación de la flota automotriz. 

 

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