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Que pasó en Silicon Valley Bank y por qué es importante
En los últimos días Silicon Valley Bank (SVB) enfrentó una crisis que representa un potencial riesgo para la estabilidad del sistema financiero estadounidense y con implicaciones potencialmente graves para el sistema financiero mundial.
Paradójicamente, el año pasado se entregó el Premio Nobel de Economía a tres economistas (Bernanke, Diamond y Dybvig), por sus trabajos relacionados con las denominadas corridasfinancieras.
Los bancos reciben recursos del público, los cuales a través de distintos mecanismos pagan un rendimiento a los depositantes. Esos recursos canalizados, ya sea para ser prestados a quienes requieren financiamiento o invertidos en el mercado financiero en instrumentos de diverso tipo y duración.
Cuando un depositante solicita el retiro de sus recursos, el banco acude a sus reservas liquidas o de ser necesario, a liquidar instrumentos de corto plazo pagar el dinero del depositante.
Cuando por una razón sistémica, coyuntural o reputacional, son excesivos los depositantes que demandan el retiro de recursos, el banco enfrenta una presión cuando la demanda de retiro excede la liquidez de los recursos disponibles. Eso es una corrida financiera.
La mayoría de los sistemas bancarios tienen algún tipo de mecanismo de protección a los depósitos, para que en caso de un evento de estas características se le puedan devolver sus recursos (hasta un cierto límite). En México el IPAB, en EU el FDIC, son encargadas de este mecanismo.
En el caso de SVB, se trata de un banco que tiene particularidades: Da servicio a la industria de la tecnología en EU desde hace 40 años y la mayoría de sus cuentas están vinculadas a empresas de ese sector, excediendo la proporción de otros bancos, de cuentas fuera del límite de protección.
Entre 2020 y 2022, SVB recibió un enorme flujo de recursos derivados del boom de empresas de tecnología durante la pandemia y tomó la decisión de invertir una proporción importante de esos recursos en instrumentos de largo plazo del gobierno estadounidense.
Cuando una institución invierte en instrumentos de esta naturaleza en plazos largos, ante subidas de las tasas de interés, se presenta un fenómeno de minusvalía que hace que se registren pérdidas contables en esas inversiones. Simplificando, si tengo un bono a cinco años, por un millón de pesos y una tasa de interés de 10% anual, estaré recibiendo hoy 100,000 pesos de interés anual y al vencimiento recibiré el millón invertido. Pero si en el transcurso de esos cinco años las tasas de interés suben, si quisiera vender el bono el mercado me lo compraría con un descuento, y si efectúo la venta materializaré esa pérdida.
Ante este fenómeno, el SVB declaró perdidas por 1,800 millones de dólares y un grupo importante de ahorradores acudieron a retirar sus depósitos, lo cual obligó al banco a salir a liquidar más posiciones, aumentando la materialización de la pérdida.
Este caso hizo que otros depositantes pusieran atención en bancos que por lo menos en percepción enfrentaban una problemática similar e iniciaron corridas financieras en algunos de ellos.
De no haber sido controlado el fenómeno, el contagio podría haber provocado una generalización de corridas en contra de más bancos y un descalabro del sistema financiero norteamericano con efectos sobre el sistema financiero mundial.
La secretaria del Tesoro en EU anunció un plan contingente para respaldar los depósitos de los depositantes e impedir la generalización del pánico.
Parecería que el pánico ha sido controlado, pero lo ocurrido muestra una vez más, lo frágil que ante entornos inciertos y volátiles pueden resultar las instituciones financieras, así como lo irracional de la conducta económica.