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Opinión

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Roma

Durante la cena de Año Nuevo surgió en la conversación la película Roma, de Alfonso Cuarón. No todos coincidimos en gustos y nuevamente me sorprendí ante las opiniones adversas al filme. Descubrí que a quienes no les gustó fue a jóvenes de entre 20 y 30 años, quienes supongo, son los principales usuarios de Netflix, el servicio de entretenimiento para ver series y películas. Entonces concluí que tal vez Roma fue demasiado artística para esa plataforma debido al tipo de contenido que ofrece, pero me parece bien que este género de películas se encuentre dentro de sus opciones.

Roma es una película magistral, su historia se desarrolla en la Ciudad de México, en la década de los 70, época en la que muchos de nosotros veíamos caricaturas en blanco y negro. Tal vez por eso, a miles nos pareció familiar el formato y nos hizo añorar nuestra infancia.

El filme narra las vivencias de Cleo, la empleada doméstica de una familia bien posicionada que habitaba en la emblemática colonia Roma, de ahí el nombre de la película. El personaje es interpretado por Yalitza Aparicio, una mujer con ascendencia mixteca y quien hasta hace poco era maestra de preescolar en su natal Oaxaca. A pesar de nunca haber sido actriz, Alfonso Cuarón la debutó, colocándola, en unos pocos meses, como una revelación mundial. Yalitza, a la fecha, cuenta con nominaciones a diversos premios internacionales e incluso, recibió el galardón como Actriz Revelación, en los Hollywood Films Awards 2018. Este suceso es una hazaña realizada por la extraordinaria dupla Cuarón–Aparicio, que deja patente, de manera incuestionable, la grandeza fílmica de Roma.

La ambientación y la fotografía van mas allá de lo artístico, se trata de un trabajo profesional y escrupuloso, que nos hace viajar al pasado. Los detalles del vestuario, los autos, las fachadas y los comercios fueron minuciosamente cuidados para que pudiéramos recordar aquellos años.

Durante 135 minutos no veremos una narrativa muy dinámica ni emocionante, pero el cúmulo de momentos entrelazados hacen atestiguar una parte de nuestra historia reciente y poco contada.

La recreación del popular municipio mexiquense, Ciudad Nezahualcóyotl, donde se desarrollan algunas escenas de la historia, es espectacular. Cuarón realizó un auténtico retrato de los orígenes de aquella populosa demarcación. Neza, como se le conoce, en ese entonces era un lodazal que se desarrolló sobre una parte de la desecación del lago de Texcoco. Actualmente es un municipio pujante en el que habitan cientos de miles de buenas y trabajadoras personas, quienes, desafortunadamente, tienen que lidiar diariamente con la delincuencia que se rehúsa a desaparecer de aquella zona. Cabe mencionar que Neza es una de las ciudades mejor trazadas del mundo. Ahí, la maestra Elba Esther Gordillo inició su carrera política como integrante del sindicato magisterial y como diputada federal.

Roma también me hizo recordar que en aquellos años era más común viajar a las playas veracruzanas de Tuxpan, que ir a Acapulco, pues no existía la Autopista del Sol, que después de su construcción, en la década de los 90, acortó considerablemente el tiempo para trasladarse al paraíso guerrerense y contribuyó a que se modificaran, para siempre, las preferencias vacacionales de los capitalinos.

En síntesis, Roma es una oda a una época y al trabajo de un hombre brillante: Alfonso Cuarón, quien ha escalado muy alto por su evidente profesionalismo. Si no han visto la película, háganlo, y si ya lo hicieron y no les gustó, dénle otra oportunidad y aprécienla como un vistazo al México de sus padres. Es la historia entrañable de una generación que creció sin computadoras y sin teléfonos celulares, y que, irónicamente, es ahora tan dependiente de la tecnología como lo son muchos de ustedes. El secreto está en los detalles.

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