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Opinión

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Un kilo de plomo ?o un kilo de algodón

En la cocina asiática son característicos los vegetales. Muchos de ellos son conocidos y producidos en México. Corea del Sur no es la excepción y al ser un país donde la producción agrícola es casi nula, conocen cuáles son de calidad y tienen en alta estima los de origen mexicano.

Un ejemplo es el aguacate. En Corea un consumidor puede pagar por un par de piezas hasta 6 dólares (al tipo de cambio actual, poco más de 90 pesos), con lo que aquí si no hay escasez por el clima, especulación de intermediarios, los productores no están bajo presión del crimen organizado o EU no impide su entrada a ese país tranquilamente se podrían comprar 2 kilos de este fruto tan mexicano. Como éste, muchos otros del campo mexicano pueden competir exitosamente en ese mercado, donde más de 90% de los alimentos sin procesar son importados.

Si lo vemos desde la óptima contraria, lo que en México demandamos de aquella economía son productos electrónicos, ópticos, vehículos la firma Kia invierte en Nuevo León 2,000 millones de dólares para echar a andar una planta y tiene un plan de crecimiento muy agresivo , productos siderúrgicos y plantas industriales, todo ello también de calidad reconocida.

Todo esto suena interesante, si se quiere incluso anecdótico, excepto porque resulta hasta cierto punto absurdo que en el comercio exterior y no es diferente en la relación comercial con muchos otros países por México saque la cara el sector primario. Minerales en bruto, petróleo crudo y carbón, junto con los productos del campo que llevan años con la intención de desembarcar en varios países de Asia son las cartas para competir en los mercados globales.

Muchos pueden argumentar que no es vergonzoso ni denigrante enviar esos productos al extranjero, y tienen razón. Pero en las últimas décadas la economía coreana rebasó a la de México y en el comercio bilateral nuestro país tiene un déficit de aproximadamente 7,000 millones de dólares. Con productos terminados y de alto valor agregado, por un lado, y materias primas en el otro, la analogía podria ser con la pregunta capciosa clásica de la escuela primaria: ¿qué pesa más, un kilo de plomo o un kilo de algodón?. Racionalizar la equidad sólo requería analizar un poco, pero la imagen del volumen era engañosa.

Lo mismo pasa ahora, para equilibrar la balanza con Corea, intentemos visualizar cuánto carbón, petróleo, minerales y frutas y verduras hay que poner del lado mexicano. Ciertamente los volúmenes son muy diferentes.

Es obvio que hay que poner los aguacates en diferentes canastas, pero más allá de eso: si México es más grande que Corea en territorio, y lo fue en economía, recursos y población, ¿por qué hoy hemos quedado rezagados? Me pregunto: ¿qué fue lo que hicimos mal en estos años?

hugo.valenzuela@eleconomista.mx

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