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Opinión

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La Cultura de la Paz, Nueva Era para México

“Un político divide a las personas en dos grupos: en primer lugar, instrumentos; en segundo, enemigos”. Friedrich Nietzsche

1. La gestión del anterior mandatario tuvo como principal objetivo –quizás único- la concentración del poder presidencial.

Habiendo obtenido la presidenta la victoria electoral, quien obtuvo casi 36 millones de votos de los 98 millones de electores, ha lastimado su gestión al apoyar una espuria sobrerrepresentación en favor de los partidos oficialistas y al imponer a sus incondicionales legisladores y ministros de la corte la culminación de la destrucción del Poder Judicial y coronar de esa forma la venganza del expresidente.

Es falaz la afirmación de que la mandataria y los partidos oficialistas son representantes de todos, sobre todo al haber desconocido la pluralidad y el voto de las minorías.

La desaparición de los contrapesos basada en el sorprendente y denigrante servilismo de los legisladores de los partidos oficialistas al “obradorismo” se traducirá en el desmantelamiento de las instituciones que será aprobado esta semana. Votarán por la desaparición de siete órganos autónomos, tal y como se los ordenó el anterior mandatario y confirmara la presidenta. Se trata de la Cfec; el Ifetel; el Inai; el Coneval; la Comisión Reguladora de Energía; la Comisión Nacional de Hidrocarburos, y la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación.

Se ha dado un golpe para destruir las instituciones y lastimar la vida democrática de México cuya construcción requirió de décadas y la participación de todas las fuerzas políticas. Somos testigos de una cadena de traiciones a las instituciones que se juraron respetar y defender.

Al menos cinco de las reformas aprobadas son violatorias del T-MEC.

2. En sentido opuesto a la concentración del poder político el gobierno ha mostrado una ausencia de control en materia de seguridad pública, por lo que -de hecho- el crimen organizado ejerce la soberanía y la gobernabilidad en cada vez más regiones del país donde sus habitantes son víctimas de la abrumadora y progresiva violencia en todas sus expresiones y de crecientes extorsiones para realizar sus actividades productivas.

Una de las principales actividades de los cárteles de las drogas es la producción de fentanilo con materias primas procedentes de China y su exportación a los Estados Unidos, en donde según datos de su Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el año pasado murieron 107,500 personas. El crimen organizado también participa en el tráfico de personas hacia Estados Unidos y el paso ilegal de migrantes.

3. Mientras el gobierno mexicano instrumenta el desmantelamiento de los contrapesos institucionales, a partir del 20 de enero próximo habrá de transitar con un férreo y real contrapeso en varios frentes: el presidente Trump.

Hoy no se sabe si el recién electo mandatario optará por el acuerdo y la concordia, es decir que actúe como un estadista, o como un tirano cuyas decisiones afecten a México en lo particular y al mundo en general.

Sería una torpeza tomar a la ligera las advertencias que ha lanzado desde su campaña al gobierno de nuestro país en materias de seguridad, tráfico y cárteles de drogas; de migración; de comercio que incluye proteccionismo, aranceles y T-MEC, temas que formarán parte de su agenda de gobierno.

No debe ignorarse que, siendo el segundo socio comercial de los Estados Unidos, ello se traduce en que casi el 80% de nuestros productos se exportan a Estados Unidos, que es el principal destino de las exportaciones mexicanas. La eventual imposición de aranceles del 25% a las importaciones procedentes de México y la renegociación del T-MEC podría traducirse en una debacle de la economía nacional.

Para negociar se requerirá unidad -que hoy no existe- y fortaleza -tampoco la tenemos- en nuestro país, de otra forma, el gobierno se verá obligado a obedecer, como lo hizo antes el exmandatario ante el mismo presidente de Estados Unidos. No se olvide que el mandatario electo no respeta a quien no ve fuerte, es descortés con las mandatarias y está acostumbrado a atropellar.

4. Para ser estadista se necesita ser generoso, tener conocimiento y grandeza, características de que no han mostrado los mandatarios de ambos lados de la frontera.

Las tentaciones de actuar como tirano son suprimidas por instituciones fuertes como las que existen en los Estados Unidos y que aquí el oficialismo se empeña en destruir.

5. Cuando padecimos la guerra con Estados Unidos en el siglo XIX, en la que perdimos la mitad del territorio, los mexicanos estábamos divididos. Hoy vivimos en un país altamente dividido, en una república muy lastimada con una división de poderes en un franco y peligroso proceso de desmantelamiento.

Con el nuevo contrapeso que significará el presidente republicano, es indispensable propiciar la unidad nacional con un México en concordia, con libertades, con respeto a sus derechos, en el que su presidenta evite descalificar a quienes piensan distinto a ella con expresiones como “prianistas”, “la derecha”, los neoliberales” o “conservadores” entre otras.

Es indispensable que exista la voluntad política para restaurar el tejido social y de evitar la discordia que puede terminar de destruir a la república.

Este siglo XXI habíamos sido una república que hoy está siendo dañada severamente, es conveniente corregir el rumbo y se respete el Estado de Derecho.

Será necesaria una actitud digna de nuestra presidenta, que cuenta con el respaldo de casi el 40% de los votantes y que podría contar también con el apoyo de quienes no votaron por ella, a pesar del agravio que significó el robo de la sobrerrepresentación legislativa, la reforma judicial y la supremacía constitucional.

La mejor política será la de unidad nacional que puede restaurarse y fortalecerse con medidas correctivas en las que impere la sensatez que nos permita transitar exitosamente ante los nuevos retos nacionales.

6. Teniendo en cuenta que este será el país de nuestros hijos y nietos, en el gobierno debe imperar la lealtad a la Nación sobre cualquier otra.

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